Synanceia verrucosa

Familia : Synanceiidae

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Texto © Giuseppe Mazza

 

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Traducción en español de Ignacio Barrionuevo

 

Aparte del ojo, no es fácil ver en esta masa informe la presencia de un pez piedra (Synanceia verrucosa), el más venenoso del mundo.

Aparte del ojo, no es fácil ver en esta masa informe la presencia de un pez piedra (Synanceia verrucosa), el más venenoso del mundo © Ettore Balocchi

El temible Pez piedra de arrecife, a veces denominado Pez piedra común o, simplemente, Pez piedra (Synanceia verrucosa Bloch & Schneider, 1801) pertenece a la clase Actinopterygii, los peces con las aletas radiadas, al orden Scorpaeniformes, al que pertenecen los rascacios y afines, y a la familia Synanceiidae que cuenta hoy, tras las últimas revisiones taxonómicas, con 9 géneros y 40 especies.

La etimología del género Synanceia viene del griego “syn-“, con, y “aggeion”, vaso, haciendo referencia a las protuberancias carnosas de las 12-14 espinas venenosas de la aleta dorsal.

El epíteto específico verrucosa evoca en latín la presencia de verrugas.

Synanceia verrucosa adapta el color y la postura al entorno. Aquí, camuflado en la base de la madrépora, espera a que los peces se acerquen antes de tragárselos en 15 milésimas de segundo.

Adapta el color y la postura al entorno. Aquí, camuflado en la base de la madrépora, espera a que los peces se acerquen antes de tragárselos en 15 milésimas de segundo © Jim Greenfield

Zoogeografía

Synanceia verrucosa tiene una distribución vastísima por las aguas tropicales del océano Índico y del Pacífico.

Lo encontramos, a título indicativo, desde Sudáfrica y Madagascar al mar Rojo y el mar Arábigo, en las islas Seychelles, Mauricio, Reunión y Maldivas, en India, Sri Lanka, Tailandia, islas Andamán, islas Cocos, islas de Navidad, Australia, Indonesia, Micronesia, Nueva Guinea, Filipinas, Taiwán, China y las islas Ryukyu y Ogasawara en la parte meridional de Japón.

La piel segrega una mucosidad pegajosa que captura, aumentando el camuflaje, fragmentos de corales y algas, y el ojo atento también sigue los movimientos de los crustáceos

La piel segrega una mucosidad que captura, aumentando el camuflaje, fragmentos de corales y algas, y el ojo atento también sigue los movimientos de los crustáceos © Klaus Stiefel

Al este ha colonizado Samoa, Niue, Tonga y la Polinesia Francesa con Tahití. Al sur, en el Pacífico, ocupa Vanuatu, Nueva Caledonia, islas Cook y Queensland.

Ecología-Hábitat

Synanceia verrucosa vive en aguas someras, camuflado entre las rocas y los corales, hasta los 30 m de profundidad. No desdeña los sustratos detríticos y arenosos de las lagunas costeras, donde a menudo se entierra parcialmente, y durante la bajamar puede ser también encontrado, cubierto de algas que lo camuflan, en las pozas de marea.

Synanceia verrucosa vive en el Indo-Pacífico tropical hasta 30 m de profundidad, pero se encuentra también en aguas menos profundas, incluso en pozas de arrecifes.

Vive en el Indo-Pacífico tropical hasta 30 m de profundidad, pero se encuentra también en aguas menos profundas, incluso en pozas de arrecifes © Ettore Balocchi

Morfofisiología

Puede alcanzar los 40 cm de longitud y los 2,4 kg de peso. El cuerpo, ahusado hacia la cola, es rechoncho y robusto, con la piel desnuda, constelada de verrugas y protuberancias de toda clase.

Los colores son cambiantes y muy distintos en función del ambiente.

Los hay de tonalidades negras, grises, verdes, magentas, rojas, naranjas, rosas y amarillas.

Aquí es más visible: un pez sin escamas, cubierto de verrugas, con una cabeza grande, un hocico corto, unas vistosas aletas pectorales y una cola redondeada.

Aquí es más visible: un pez sin escamas, cubierto de verrugas, con una cabeza grande, un hocico corto, unas vistosas aletas pectorales y una cola redondeada © G. Mazza

Los ojos son saltones, separados por una depresión, y una boca enorme, pero casi invisible, camuflada como está por los dibujos.

Los ojos son saltones, separados por una depresión, y una boca enorme, pero casi invisible, camuflada como está por los dibujos © Giuseppe Mazza

Además secreta una mucosidad pegajosa que captura fragmentos de corales y algas para darle un toque de clase a la ya perfecta librea mimética. La cabeza, ancha con el morro corto y aplastado, de perfil casi vertical, presenta en su parte alta dos pequeños ojos protuberantes, separados por una depresión, colocados sobre la enorme boca horizontal.

Las aletas pectorales, gigantescas, con entre 17 y 19 sólidos radios, envuelven casi por completo el cuerpo. Están recubiertas de pequeñas espinas, pero esto no es nada en comparación con las sorpresas que reserva la aleta dorsal. Presenta de hecho de 12 a 14 protuberancias carnosas, plegadas sobre el cuerpo en reposo, que esconden largas y sólidas espinas acanaladas, capaces de perforar la suela de un zapato ligero, y entre 5 y 7 radios blandos.

Synanceia verrucosa alcanza los 40 cm de longitud y su poderosa arma de defensa son los sólidos y venenosos radios espinosos de la aleta dorsal, escondidos en estructuras carnosas.

Alcanza los 40 cm de longitud y su poderosa arma de defensa son los sólidos y venenosos radios espinosos de la aleta dorsal, escondidos en estructuras carnosas © Jean-Marie Gradot

Cada espina presenta en su base dos glándulas llenas de veneno. Es el más potente en el mundo de los peces, mortal incluso para el hombre. Su composición es muy parecida al de la cobra, y en caso de picadura debe intervenirse rápidamente con el suero específico. La aleta anal cuenta con 3 radios espinosos y 5 o 6 inermes, la caudal y las ventrales son de dimensiones modestas.

Etología-Biología reproductiva

Synanceia verrucosa vive en solitario, alimentándose de crustáceos y peces.

El veneno de Synanceia verrucosa, similar al de la cobra, también es mortal para los humanos. Los buceadores a veces pueden tocarlo, confundiéndolo con una roca y, si es pisado al caminar por el fondo, cubierto de algas o arena, las terribles espinas son capaces de perforar incluso un calzado ligero y es necesario intervenir inmediatamente con el suero específico.

El veneno, similar al de la cobra, también es mortal para los humanos. Los buceadores a veces pueden tocarlo, confundiéndolo con una roca y, si es pisado al caminar por el fondo, cubierto de algas o arena, las terribles espinas son capaces de perforar incluso un calzado ligero y es necesario intervenir inmediatamente con el suero específico © Benoit Lallement

Confía en el mimetismo y caza al acecho, engullendo a los infortunados que pasan en unas 15 milésimas de segundo.

Los machos son más pequeños que las hembras. Los huevos y larvas son pelágicos, y le fecundación es promiscua.

Solo está presente en los grandes acuarios públicos, no interesa al mercado acuariológico y aún menos al alimentario, aunque a menudo se lo encuentra a la venta en el mercado de pescado vivo de Hong Kong.

Las hembras de Synanceia verrucosa, de mayor tamaño que los machos, confían miles de huevos a las corrientes. La fertilización es promiscua y las larvas son pelágicas.

Las hembras de Synanceia verrucosa, de mayor tamaño que los machos, confían miles de huevos a las corrientes. La fertilización es promiscua y las larvas son pelágicas © Frank Käck

El índice de vulnerabilidad por pesca es moderado, alcanzando 39 en una escala de 100, pero la resiliencia es baja, dado que para que las poblaciones se dupliquen hacen falta 4,5-14 años. Synaceia verrucosa figura en la Lista Roja de las especies en peligro como “Least Concern”, es decir, con el mínimo nivel de amenaza.

Sinónimos

Scorpaena brachion Lacepède, 1801; Synanceichthys verrucosa Bloch & Schneider, 1801; Synanceichthys verrucosus Bloch & Schneider, 1801; Synanceia brachio Cuvier, 1829.

 

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