Floraciones sin problemas. La investigación Meilland ha creado un grupo de rosas sin injerto, fáciles de cultivar, resistentes a las enfermedades, para setos espesos setos y manchas de color en los jardines.
Texto © Giuseppe Mazza
Traducción en español de Viviana Spedaletti
Quien bello quiere aparecer, un poco debe sufrir; y quién quiere rodearse de espléndidas rosas, tiene que aceptar no pocas “espinas”.
Lucha al “mal blanco” y a las “manchas negras” con cocteles de fungicidas; lucha a los insectos, cada vez más acostumbrados a los venenos; podas complejas e incómodas, para no hablar de la continua búsqueda de los “chupones”, las insidiosas ramas de las plantas porta injerto, que el principiante tiene dificultad en reconocer, y no quitados transforman en poco tiempo el rosal de nuestros sueños en un monstruo con ramas diferentes, invasoras y flores “por sorpresa” muy modestas. Un destino frecuente, sin cuidados, para muchas variedades modernas, demasiado débiles para vivir solas y obligadas a valerse del pie de un malaventurado y reacio “rosal porta injerto”.
Para remediar todos estos inconvenientes, la Meilland ha seleccionado recientemente una veintena de variedades “sin problemas”, las Meillandecor, rebautizadas para Europa Meidiland, y en Italia Multirose por la Nino Sanremo, que garantiza además, con esta marca, una producción de calidad, exclusivamente en maceta.
Plantas muy resistentes a las enfermedades y a los parásitos, que crecen como las salvajes sobre sus pies, sin necesidad de podas, o contentándose como un normal seto de un corte mecánico al año; plantas para paisaje, en mata, ramificadas desde la base y resistentes al hielo, con flores de pequeña talla y perfume modesto, en flor casi sin descanso desde mayo a diciembre; plantas cubre suelo de crecimiento rápido y bajos costes para las obras públicas, que en el trayecto entre Bolonia e Imola de la autopista A14 ya ocupan, por nombrar una, 30 km de contenedores separadores de tráfico; pero también plantas para terraza, en cajones, y plantas para concursos, que ostentan unos treinta reconocimientos internacionales y no pocas medallas de oro. Veamos algunas, agrupadas según la manutención.
VARIEDADES QUE NO TIENEN QUE SER PODADAS
‘Alba-Multirose’ (Meiflopan). Difundida en 1986, es la “planta fácil” por excelencia, rústica como un rosal salvaje. Alta unos ochenta centímetros, con porte colgante y rastrero, se extiende hasta un metro y medio, y asombra por la abundancia de las florecitas en racimo, ricos de 42-49 pétalos sobre 2-3 cm de diámetro. Cándidos como la nieve, alcanzan el máximo de la cobertura en junio-julio, sucediéndose luego con más ciclos hasta Navidad, y bastan pocas ramas para perfumar la casa con insólitos bouquet de larga duración.
‘Scarlet-Multirose’ (Meikrotal). Comercializada desde 1985, se parece por muchos aspectos a la Alba-Multirose, excepto que aquí las corolas de 4 cm y 20 pétalos son de un bonito rojo escarlata y la planta, más vigorosa, supera fácilmente el metro veinte. Holgazana y tardía, alcanza el ápice de la floración en pleno verano, y alejada de la ‘Alba-Multirose’, a 50-70 cm de distancia, crea hileras espectaculares en las cuales las ramas de las dos variedades se mezclan, dando la impresión de un mágico rosal bicolor. Pero dado que la primera es de crecimiento veloz y ésta, especialmente al principio, bastante lenta, en los climas fríos, dónde su período vegetativo es reducido, conviene plantarla con un año de antelación de la invasora vecina.
‘Red-Multirose’ (Meineble). Difusa a partir del 1987, tiene porte colgante-rastrero, e incluso extendiéndose hasta un metro, generalmente no supera los 80 cm de altura. El resultado es una mata armoniosa y compacta, que se diría fruto de pacientes podas. Las corolas simples, a 5-9 pétalos, rojas con el centro blanco sobre el que rebota el amarillo dorado de los estambres, alcanzan los 6 cm de diámetro, pero sorprende sobre todo la riqueza de la floración casi incesante, con más ciclos, de mayo a noviembre. Óptima la resistencia al frío, y también de invierno, entre la nieve, no falta de atractivo por sus pequeñas bayas rojas.
‘Chunga’ (Morpaplay). Parecida a la Red-Multirose por porte y floración, pero vendida desde 1985, se distingue por una flor ligeramente más pequeña, con el centro amarillo y un número casi doble de pétalos bicolores, rojo cardenal de un lado y crema en el envés. Una variedad de efecto, para canteros y setos bajos en posición colgante, que si tiene la cualidad de florecer con 2-3 semanas de antelación respecto a las otras rosas, presenta, donde hace frío, el defecto de un crecimiento bastante lento.
‘Ferdy’ (Keitoli). Una variedad de veras única, aparecida en 1984. Avara de flores en otoño, desaparece en mayo bajo una montaña de corolas de tres centímetros y medio, rosa imperio, ricas de 20-30 pétalos. Pero aunque en algunas condiciones ambientales el crecimiento puede ser lento e inconstante, su cualidad principal, además de la gran rusticidad y facilidad de cultivo, consiste en crear reales “muros divisorios vivientes” baratos. En las hileras basta una planta cada 80-100 cm y los retoños, que brotan como lanzas desde la base, hacen el resto: en 3-4 años forman setos espesos e infranqueables de casi 2 m, anchos 120-150 cm, y al final, del enredo espinoso no pasa ni siquiera un gato.
‘Repens-Multirose’ (Meilontig). Difundida a partir de 1985, ha sido recientemente “abandonada” por la Meilland, porque la renovación de la patente no fue rentable, dadas las bajas ventas. Y además esta variedad, en flor con racimos de corolas blancas simples en mayo, era la “oveja negra” contracorriente de una gama en el cartel del reflorecimiento. Pero la Nino Sanremo sigue produciéndola por dos cualidades, que encuentran difícilmente correspondencia en otros rosales. No supera los 30-40 cm de altura, y con sus ramas rastreras y que se acodan, que alcanzan los 6 metros, se presta a consolidar y a revestir a costes irrisorios los terrenos desmoronadizos de las escarpaduras. Una rosa no justamente de jardín, pero preciosa, que no ha sido desafortunadamente entendida por los paisajistas.
En todas estas variedades, no sólo la poda es inútil, sino dañina, porque altera la estructura de las plantas.
Se cortan sólo por razones de contención, o de manera draconiana, cada 5-6 años, al final del invierno, a pocos centímetros del suelo, para rejuvenecerlas repartiendo de cero.
VARIEDAD CON UNA SOLA PODA AL FINAL DEL INVIERNO
‘Bonica 82’ (Meidomonac). Aparecida en 1981, es una variedad vigorosa, alto 80-150 cm y ancha hasta más de un metro, apta para setos, canteros y matas en mancha. Los pétalos, 40-50 sobre corolas de 6-8 cm de diámetro, son rosa claro y en junio la planta alcanza el máximo de su esplendor. Luego en agosto las flores se reducen a menos de la mitad, pero hay una buena reanudación en otoño, y continúan hasta Navidad, cuando en los últimos ciclos se unen elegantes bayas rojas. Es quizás el rosal moderno que soporta mejor el frío, si se considera que ha superado varias veces sin daños los -35 °C de los jardines de Helsinki en Finlandia.
‘Cocorico’ (Meilasso). Cosecha éxitos desde 1988. Una mata de algo más de un metro de alto, ancha 60-80 cm, con hasta 20 flores por rama de 9 cm de diámetro y 10-13 pétalos que revolotean en una especie de baile de cancán. Apenas abiertos, abundan de matices amarillos, pero luego viran al rosa carmín claro, con un intenso borde rojo. Al final de mayo la planta da el máximo, y luego de una fuerte caída veraniega, a mediados de otoño el número de las corolas alcanza los mismos niveles primaverales.
‘Deborah’ (Meinoiral). Difundida desde 1988, tiene porte y floración análoga a la Cocorico pero las corolas rosa-carmín, en copa plana, ostentan un estilo muy clásico. Anchas 7-8 cm, con unos 30 pétalos, florecen numerosas, hasta 12 por rama, y la planta ha mostrado en varias ocasiones una excepcional resistencia al frío.
‘La Sevillana’ (Meigekanu). Difundida desde 1978, es una típica floribunda, disponible sea en la versión injertada, como en la Multirose, sin porta injerto. Aunque en el primer caso al principio el crecimiento es más rápido, la segunda vía parece mejor, por la falta de «chupones», una mayor robustez del rosal, con sólidas ramas a nivel del suelo y a los bajos costos de mantenimiento. En Piacenza, por ejemplo, un cantero de 150 m2, instalado en 1988 en Plaza Roma con el sistema del sub-riego, ha llegado lozana hasta a hoy, sin necesidad de tratamientos fitosanitarios, y con un sol corte anual. El máximo esplendor de este matorral, ancho un metro y alto hasta 150 cm, con tallos colgantes bajo el peso de las flores, se alcanza en mayo y octubre; pero siempre está cubierto por un buen número de corolas bermejas de 6-8 cm, con 12-15 pétalos, asociadas en ramos de 3-5 flores, y también existe desde 1983 una versión con pétalos rosas, conocida como Pink La Sevillana (Meigeroka). Las bayas, numerosas y de gran talla, de un lindo anaranjado brillante, completa el gran valor ornamental de estas plantas.
‘Rustica 91’ (Moryelrug). Difundida en Italia desde 1991, es la primera Rugosa gialla refloreciente. Una “rosa antigua moderna”, reconstruida en la mesa, de no más de 70 cm de alto, con 1-6 corolas por rama, de 9-10 cm, ricas de unos treinta pétalos ligeramente perfumados a limón. La floración alcanza su ápice en mayo y a mediados de otoño, con una caída del 40% en el período veraniego.
‘Cherry-Multirose’ (Meirumour). Apenas salida en Italia, tiene corolas simples rojo cereza, con el centro blanco crema, de casi 7 cm de diámetro. Un arbusto de 60-80 cm y 70-120 cm de altura, de floración regular y abundante de mayo a noviembre. Y también aquí las bayas rojo – anaranjado no carecen de atractivo.
‘Fuchsia-Multirose’ (Meipelta). Difundida en Italia este año, con corolas rosa bengala de 4-5 cm, 15-20 pétalos, y hasta 14 flores por rama, puede superar los 60 cm de altura, extendiéndose hasta 2 m. Y caso raro entre las rosas, tiene una floración otoñal más abundante que la primaveral.
‘Bingo’ (Meipotal). Distribuido desde hace pocos meses, este rosal de 70-80 cm, ancho hasta más de un metro, ha sido comparado por la Meilland con un “cielo estrellado”. Efectivamente sus florecitas rosa carmín, jaspeadas de blanco-crema, con el centro blanco y los bordes rosa viejo, se recortan de abril a diciembre como muchas estrellas sobre la hojarasca oscura.
A diferencia de las usuales rosas de los jardines, las variedades de este segundo grupo no deben ser podadas en los lados. Es en efecto a estas ramitas insignificantes, generalmente extirpadas, que es confiada la importante función de cubrir con cataratas de flores, hasta el nivel del suelo, el pie de los matorrales. El corte por lo tanto se debe efectuar al final del invierno, de manera horizontal, a 2/3 de la altura. Otra ventaja para las grandes extensiones, donde el trabajo es hecho a máquina.
¿Y las flores mustias?
Aparte de la variedad ‘White-Multirose’ (Meicoublan), que padece deshacerse de ello, son todas plantas que se organizan solas. Las corolas dejan lugar a brillantes bayas ornamentales, o el cáliz cae con lo que le queda de los pétalos, y la planta parte nuevamente vigorosa para un nuevo ciclo.
GARDENIA – 1993
→ Historia de la Rosa : de las Rosas Botánicas hacia una rosa perfecta.