Familia : Rosaceae
Texto © Eugenio Zanotti
Traducción en español por el Prof. José Campos
El profesor Sandro Pignatti escribe sobre el origen del cerezo en su monumental Flora de Italia (1982): “Actualmente es imposible precisar la distribución original del cerezo, que parece haber tenido su centro en el área Póntica (desde el Cáucaso hasta los Balcanes), pero seguramente alcanzó Europa Central ya en el Glacial Tardío. Los pueblos europeos se limitaban a la recolección de las drupas de sabor áspero en el bosque, mientras que la mejora de la planta y su cultivo parecen haber comenzado sólo entre los pueblos de Asia occidental » (omissis).
Su condición de planta espontánea también en Europa lo demuestran los hallazgos en las excavaciones arqueológicas realizadas en 1853 en Suiza a lo largo de las orillas del lago Neuchâtel, en Constanza, en Ginebra, etc., dirigidas por el paleontólogo, entomólogo y profesor de botánica de la Universidad de Zurich, Oswlad Heer, en las que se encontraron, gracias a un verano particularmente seco, miles de huesos de cerezas alrededor de palafitos. Más tarde, también el francés Mortillet descubrió un gran asentamiento de palafitos a orillas del lago Bourget y encontró otros restos fósiles de las mismas frutas.
El nombre genérico Prunus es muy antiguo y deriva del griego «prùnon»: ciruela, o sea, el fruto del ciruelo; otros autores proponen un origen asiático más antiguo. El término específico latino «àvium» significa «de los pájaros», es decir, una planta con frutos apetecibles para los pájaros.
El género Prunus incluye más de doscientas especies originarias de las zonas templadas del hemisferio norte (unas veinte en la flora europea), tanto con follaje perenne como caduco, generalmente con hojas simples y alternas, con flores blancas o rosadas reunidos en corimbos o en racimos; el fruto es una drupa, con pericarpio carnoso (pulpa) y endocarpio leñoso.
Además de las especies de este género ampliamente cultivadas por sus frutos (melocotonero, guindo, albaricoquero, almendro, ciruelo, etc.), se han introducido muchas otras especies exóticas como plantas ornamentales por sus flores, particularmente de Japón, donde durante milenios la gente ha tenido una especie de adoración por estos árboles.
El cerezo silvestre (Prunus avium L. 1755) es un árbol caducifolio de crecimiento rápido, con copa adulta escasa y extendida, ovada u ovoide-piramidal, de 10-20 (<30) metros de altura, con tronco cilíndrico regular, bien definido, con conjuntos de ramas desde semi-horizontales hasta ascendentes, con corteza brillante, de color marrón rojizo, gris violáceo a gris pizarra o marrón oscuro con la edad, que se separa superficialmente en tiras transversales que se enrollan.
Las heridas del tronco y las ramas exudan una resina translúcida de color naranja que se asemeja al ámbar. La madera fresca huele a manzanas. El sistema radicular es pivotante, profundo, muy ramificado.
Ramas jóvenes glabras, con pequeñas lenticelas transversales, con hojas colgantes, de 8-15 x 4-7 cm, generalmente obovado-oblongas, normalmente pubescentes por el envés, con márgenes doblemente aserrados, y pecíolo de 2-5 cm que lleva, junto a la base de la hoja, dos-cuatro glándulas rojas con función nectarífera, y estípulas con cilios glandulíferos.
En otoño, las hojas adquieren hermosos tonos que varían del amarillo al naranja y al rojo oscuro.
Las flores aparecen de abril de mayo, de 2 a 6 en vistosas umbelas sésiles, con cinco pétalos blancos, emarginado-obovados (9-15 mm), y con cáliz de 5 sépalos que se pliegan hacia atrás después de la floración.
El fruto (cereza) es una drupa colgante, ovoide o cordiforme, de un color rojo más o menos oscuro, de 1-3 cm, con pulpa dulce o amarga.
El cerezo se considera un árbol noble por la calidad de su madera dura, pesada y de textura fina, con albura blanquecina y duramen de color rosado amarillento a marrón rosado, fácil de trabajar y pulir; es muy demandada para instrumentos musicales, marquetería, reglas y escuadras, objetos de tocador, muebles refinados y cocinas (no se mancha de grasa), y también es un excelente combustible.
No es un árbol muy longevo, alcanza los 60-80 años y rara vez excede un siglo de edad, que crece en bosques de frondosas en suelo subácido, y a lo largo de los márgenes de los campos, cultivado alrededor de áreas habitadas y a menudo subespontáneo (la semilla es transportada por pájaros que se alimentan de la pulpa) desde la llanura hasta 1500 m s.n.m.
Es un árbol heliófilo o semiesciófilo, rústico, muy resistente a los inviernos rigurosos, que nunca forma grandes poblaciones, sino que crece aislado o en pequeños grupos en la subzona cálida del Fagetum, en los bosques de robles de Turquía y robles pubescentes, en las formaciones de hayas y abetos comunes, olmos de montaña y robles comunes y se rige en tronco alto con turnos de 25-35 años, a menudo utilizado en reforestaciones en parques y reservas naturales porque sus frutos son muy apatecibles para las aves y otros animales. No soporta suelos pesados, arcillosos y húmedos, pero tolera muy bien los calcáreos.
El cerezo se multiplica principalmente por vía gámica, es decir, por semillas, que deben tratarse previamente para «despertarlas» del letargo; la facultad de germinación es buena (70-80%). Las variedades de pulpa blanda (var. juliana, la clásica cereza suave), pulpa dura y crujiente (var. duracina, comúnmente llamada picota) y los cultivares obtenidos de ellas generalmente se injertan en cerezos silvestres. Generalmente, se realizan los siguientes injertos: «de yema» en agosto y «de púa» en febrero.
De las cerezas se obtienen, además de mermeladas, jaleas y jarabes, famosos licores como el marrasquino, el aquavit de cereza, el Kirsch o Kirschwasser y el Cherry. Los pedúnculos de las cerezas se usan en fitoterapia, especialmente como diuréticos, depurativos-drenantes y sedantes del tracto urinario, especialmente recomendados en la insuficiencia renal, nefritis, cistitis, estados edematosos y en casos en los que el aumento de la diuresis produce beneficios en enfermedades reumáticas, artríticas y gota. Se recogen en mayo y se secan a la sombra en lugares secos y ventilados. Los ingredientes activos son ácido tánico, sales de potasio y flavonoides (compuestos polifenólicos). Para uso externo, se usan en pieles enrojecidas, telangiectasias (capilares dilatados), junto con la pulpa de frutos de castaño de indias y arándanos (uso interno).
Las frutas contienen ácidos orgánicos, provitamina A, vitaminas A1, B1, B2 y C, taninos, calcio, fósforo, cobre y manganeso.
Muchas personas evitan el consumo de cerezas y otras frutas consideradas ácidas, ricas en ácido málico, ácido cítrico, etc., temiendo que causen acidez estomacal, en realidad es lo contrario, es decir, estos tipos de fruta tienen una acción alcalinizante para el cuerpo debido a que los ácidos débiles, a través de la oxidación, producen ácido carbónico que, al combinarse con el potasio y el sodio en la sangre, forma carbonatos y bicarbonatos, útiles para neutralizar los diferentes ácidos formados después de varios tipos de enfermedades. Por otro lado, se debe prestar atención a no excederse en el consumo de plantas que contienen altas cantidades de ácido oxálico (romazas, acedera, espinaca, etc.) ya que los oxalatos que en ellas se forman están fuertemente contraindicados en casos de cálculos renales.
Preparaciones:
Decocción diurética
Deje macerar durante tres horas un puñado de pedúnculos secos en un litro de agua fría, hiérvala durante 10 minutos y fíltrela. Tome tres tazas al día.
Infusión diurética
Para una acción diurética menos intensa se usa una infusión, vertiendo agua hirviendo en una taza con una cucharada de pedúnculos secos, y permitiendo que se enfríe. Tome 2/3 tazas al día.
Decocción antiinflamatoria para uso externo
En un litro de agua fría, deje 60-70 gramos de pedúnculos secos durante media hora, a continuación, hiérvala durante 15 minutos, luego filtre la decocción fría. Ésta se aplica en la piel por medio de algodón empapado sobre la piel irritada, afectada por cuperosis.
Sinónimos: Prunus avium (L.) L. var. duracina (L.) L. (1771) ; Cerasus avium (L.) Moench (1794); Prunus avium (L.) L. var. juliana (L.) Thuill. (1799); Cerasus dulcis Gaertn. (1800); Prunus avium L. var. dulcis (L.) Hayne (1822) = Prunus avium var. avium ; var. sylvestris Reichenb. (1832) = Prunus avium var. avium ; subsp. duracina (L.) Schübler & Martens (1834); subsp. juliana Schübler & Martens (1834); subsp. sylvestris (Ser.) Schübler & Martens (1834) non var. sylvestris Reichenb. (1832) = Prunus avium var. avium ; var. sylvestris (Ser.) Moris (1840-1843), non var. sylvestris Reichenb. (1832) = Prunus avium var. avium ; proles duracina (L.) Rouy & E.G. Camus in Rouy (1900) = var. duracina ; proles juliana (L.) Rouy & E.G. Camus in Rouy (1900) = var. Juliana.
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