Familia : Pinaceae
Texto © Prof. Paolo Grossoni
Traducción en español por el Prof. José Campos
Pinus es una palabra latina que tiene la misma raíz sánscrita «pit-pítu-» (resina) de la que se deriva también el sustantivo ‘Picea’. Pinus L. (1753) es el género con mayor número de especies (c. 117) de las Coniferófitas.
Los pinos son plantas perennes predominantemente arbóreas, con hojas definitivas aciculares que, según la especie, pueden persistir de 2 a 40 años y alcanzar longitudes de entre 3-4 cm (P. banksiana Lamb.) y 20-30 cm (P. roxburghii Sarg) o 20-45 cm (P. palustris Mill.). Las hojas o agujas se agrupan en fascículos de 2, 3 o 5, a menudo envainados en la base e insertos en una rama muy corta (rama enana o braquiblasto); las agujas no se caen directamente ya que es la rama enana la que se desprende con las agujas. Con la excepción de P. cembra L., que tiene agujas en fascículos de 5, todos los pinos silvestres en Italia tienen 2 agujas por fascículo.
Los pinos son especies monoicas con polinización anemógama; los esporofilos maduran en primavera. Los microsporofilos, portadores de los microsporangios en los que se forman los granos de polen, se agrupan en conos axilares de color amarillo a rojo, que a su vez se reúnen en grupos en la porción basal de la ramita del año, desprovista de agujas para no obstaculizar la dispersión del polen.
Los macrosporofilos también se agrupan en conos en su mayoría solitarios o en verticilos en la parte subterminal de la ramita del año; el polen puede acceder fácilmente a ellos porque en ese período las agujas aún no han terminado de crecer.
La escama ovulífera o seminífera lleva en su superficie dos óvulos que, después de la polinización, quedan protegidos por la escama que los cubre; mientras tanto, los conos masculinos se secan dejando la rama en esa sección, como se ha indicado anteriormente, «desnuda».
El embrión madura en el otoño del segundo año (en el tercer año en P. pinea L. y en algunos pinos de México y California). El cono femenino, mientras tanto, se ha lignificado y ha aumentado considerablemente de tamaño; se denomina estróbilo o, comúnmente, piña y tiene una forma cónica más o menos alargada. Alcanza dimensiones desde 2-3 cm en P. mugo Turra hasta 25-50 cm en P. lambertiana Douglas o hasta 20-35 cm, pero con un peso incluso superior a 2-3 kg, en P. coulteri D. Don (Robert Kral recomienda usar un casco debajo de estos árboles).
Los estróbilos dispersan las semillas hacia el final del invierno (estróbilos dehiscentes) o bien permanecen cerrados durante muchos años en la planta (estróbilos serótinos). En muchas especies, la semilla tiene un ala larga que le permite alejarse de la planta madre; después, el ala se desprende fácilmente. La semilla puede germinar inmediatamente o presentar una latencia incluso prolongada, que debe ser eliminada (por ejemplo, la semilla de P. cembra germina solo dos años después de su maduración). La plántula es muy característica porque tiene un número elevado (6-18) de largos cotiledones.
Los pinos están presentes en todo el hemisferio norte, desde el nivel del mar hasta los límites de la vegetación leñosa y desde las regiones montañosas tropicales hasta más allá del Círculo Polar Ártico; sólo en algunas montañas del Sudeste Asiático aparecen algunas especies más allá del ecuador. Son heliófilos y, en general, más o menos xerófilos.
Los primeros pinos aparecen en el Mesozoico, hace unos 140 millones de años (Cretácico Inferior), pero «unas pocas» decenas de millones más tarde, al comienzo del Cretácico Superior (hace unos 100 millones de años), el género ya estaba diversificado en los dos subgéneros actuales, Pinus y Strobus; al primero (también llamado Diploxylon porque en todas las especies las agujas contienen dos haces cribovasculares) pertenecen los pinos comercialmente llamados ‘pinos duros’, mientras que al segundo (Haploxylon, con un solo haz cribovascular) pertenecen los llamados ‘blandos’ o ‘blancos’.
Cabe señalar que la especie americana P. longaeva D.K.Bailey es uno los árboles más antiguos, con edades comprendidas entre los 4500 y los 4900 años. Recientemente se ha encontrado un ejemplar de 5062 años, pero según la organización Rocky Mountain Tree-Ring Research los resultados son demasiado inciertos. El pino europeo más antiguo, con una edad de 1229 años, es un ejemplar de pino de los Balcanes (P. holdreichii Christ var. leucodermis (Antoine) Markrgr.) que crece en el macizo del Pollino (Italia).
El nombre específico de la especie que nos ocupa se debe a Philip Miller (1691-1771); de origen escocés, fue uno de los botánicos europeos más activos e importantes del siglo XVIII; lo describió en 1768 como Pinus halepensis para enfatizar que «[…] grows naturally near Aleppo, and in several other parts of Syria.» (The Gardeners Dictionary. 8 ed., 1768); el término geográfico fue rápidamente absorbido en muchos idiomas: pino di Aleppo en italiano, “pin d’Alep” en francés, “pino de Alepo” en español, donde también se usa “pino carrasco”, “alepski bor” en croata, “χαλέπιος πεύκη” (chalépios peúke) en griego, “Halep çami” en turco, “Aleppo-Kiefer” en alemán, “Aleppo pine” en inglés, etc.
Es un árbol que puede alcanzar una altura de 15-20 (25) m, con un tronco y ramas primarias a menudo más o menos sinuosas y con una copa muy ancha, inicialmente esférica, luego umbeliforme y discontinua por estar dividida en lóbulos también bastante separados; el ritidoma (la capa más externa, suberificada, que en las plantas leñosas protege de los excesos térmicos, de la pérdida de agua, de la entrada de parásitos y de posibles impactos) es inicialmente gris ceniza y liso, luego se agrieta en placas de color marrón rojizo que no se desprenden; las yemas son ovoides, de 5-10 mm de largo, no resinosas, con catafilos no imbricados, de margen blanco y laciniado.
Las ramitas tienen hojas rudimentarias (‘eufilos’), escamosas, redondeadas en el ápice, no fotosintetizantes y persistentes durante varios años. Las agujas, reunidas en fascículos de dos (excepcionalmente tres) con una vaina persistente de 7-8 mm, son delgadas (0,7-1 mm, las más finas entre los pinos italianos), muy flexibles, (5) 7-10 (12) cm de longitud, de color verde claro con reflejos azul-grisáceo. Permanecen en la planta durante (2) 3 años. El sistema radical es pivotante, pero con el tiempo las raíces secundarias se vuelven más importantes, ya que pueden penetrar profundamente en el suelo, incluso en las grietas de las rocas.
Entre los pinos termófilos mediterráneos, P. halepensis no solo tiene la fase juvenil más breve, sino que también es el primero en el maduran sus órganos reproductores, entre marzo y principios de abril; los conos masculinos se reúnen en la base de la rama del año, son ovalados, amarillos con reflejos rosados o rojos y producen gran cantidad de polen; los femeninos son ampliamente ovalados, rosados con reflejos violáceos, subapicales, solitarias o en verticilos de 2-3, brevemente pedunculados.
El estróbilo es leñoso, de 6-12 cm de longitud y 3,5-4,5 cm de anchura, cónico alargado, primero verde y luego, cuando está maduro, marrón rojizo y brillante.
Se une a la rama por un pedúnculo arqueado de 10-20 mm de largo; la parte visible de las escamas (apófisis) es plana, con mucrón u ombligo apenas prominente. La maduración de las semillas se produce a principios de otoño del segundo año y la diseminación normalmente puede comenzar al año siguiente, pero la mayoría de los estróbilos son serótinos, es decir, caen al suelo aún cerrados o permanecen cerrados y de color gris durante muchos años en el árbol o también abiertos después de haber dispersado las semillas.
Este comportamiento constituye una estrategia encaminada a proporcionar a la plántula, una vez germinada, las mayores posibilidades de tener éxito. El pino carrasco es, como varias plantas de la maquia de tipo mediterráneo, una especie pirófita, es decir, que ha desarrollado una “estrategia” para superar por sí misma, o sus semillas en el caso de nuestro pino, los daños ocasionados por los incendios (muy frecuentes en estos ecosistemas). Es el calor del fuego lo que hace que se abran las escamas y se suelten las semillas; de esta forma las semillas del pino carrasco germinan en un suelo mineralizado y sin competencia. Las semillas son bastante pequeñas (5-7 mm), de color gris oscuro con manchas negruzcas y con un ala 3-4 veces la longitud de la propia semilla. La semilla no presenta latencia y cuando germina da lugar a una plántula con 6-9 cotiledones.
El pino carrasco, especialmente en las primeras décadas, suele ser una especie policíclica: es decir, puede tener más de un flujo de crecimiento vegetativo; esto permite que la planta tenga tasas de crecimiento anual muy altas y, por lo tanto, pueda superar a los individuos de especies competidoras.
El número de flujos de crecimiento anuales es fácilmente verificable porque el desarrollo de los conos masculinos ocurre solo en la base del primer flujo, el de primavera.
El pino carrasco es una especie heliófila y xerófila; no es muy exigente con el suelo, aunque prefiere los calcáreos y evita los que son demasiado húmedos o claramente arcillosos; prefiere un clima caracterizado por una sequía prolongada en el verano e inviernos suaves y lluviosos (clima mediterráneo templado); tolera muy bien los aerosoles marinos.
Durante la última glaciación el pino carrasco había encontrado refugio en las regiones sudorientales de la península Balcánica pero por su plasticidad ecológica, escasa exigencia en cuanto a suelo, carácter pionero y sobre todo por ser un pirófito altamente especializado, fue capaz de expandirse rápidamente a lo largo de las vertientes europea y norteafricana del Mediterráneo central y occidental; luego el hombre lo extendió por toda la cuenca, llevándolo también a California, Sudamérica y Sudáfrica. En España y Francia está presente en las regiones mediterráneas, en la primera desde Cataluña hasta Andalucía mientras que en la segunda está presente sobre todo en el Mediodía y, en particular, en los departamentos de la Región Sur donde los pinares de pino carrasco han adquirido un valor paisajístico especial (piense en el encanto que los pinos carrascos tuvieron para Paul Cézanne); en Córcega, en cambio, es una especie introducida.
En Italia está presente en todas las costas de la península y de las islas; aunque con dudas sobre su posible origen antrópico, está presente en Umbría en el área de Spoletino. Existen las mismas dudas para los pinares del Gargano y de los alrededores de Tarento.
En la antigüedad, su madera, muy resinosa y pesada, se utilizaba en carpintería y construcción naval (por ejemplo, las vigas de los barcos romanos encontradas en el fondo marino del lago Nemi son de troncos de esta especie). Actualmente, la madera de esta especie ha perdido interés como madera de trabajo, pero aún es necesaria para la industria papelera o para producir energía.
Un pino carrasco de tamaño medio puede producir 3-4 kg de resina al año, que se utiliza tanto para la obtención de trementina y derivados (esencia de trementina y colofonia) como para la fabricación de pinturas, cremas para calzado y ceras para suelos, para aromatizar jabones, para la síntesis de alcanfor y en fitoterapia; especialmente en Grecia y Oriente Medio la resina, tal cual, se utiliza en actividades relacionadas con la pesca y para la conservación de alimentos y bebidas. En Grecia, además, se emplea para la producción de “retsina”, un vino muy popular aromatizado con esta resina.
Los pinares son útiles para mejorar la calidad del ambiente, ya sea formando barreras cortavientos que sirven para mitigar los vientos marinos o aumentando la estabilidad de los suelos gracias al follaje, que intercepta la lluvia atenuando su poder batiente, y por sus sistemas radiculares que, además de contener los movimientos del terreno, favorecen el transporte de agua hacia el subsuelo; especialmente en las zonas turísticas costeras, se utiliza en el diseño del paisaje.
El pino carrasco se ve más o menos afectado por los mismos patógenos que causan daños a otros pinos y que, en ocasiones, localmente y junto con situaciones de estrés, pueden crear problemas durante algunos años. En este contexto, una de las más peligrosas es la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), mariposa cuyas larvas defolian severamente los pinos; también existen otros lepidópteros dañinos, así como pulgones y cochinillas. Entre estos últimos, es especialmente peligroso Matsucoccus josephi, que está causando graves daños en los bosques de su pariente P. brutia en Oriente Próximo.
Recientemente ha llegado al Mediterráneo Leptoglossus occidentalis, una chinche voluminosa de origen norteamericano que destruye las piñas. Entre las fitopatologías fúngicas, puede haber un daño generalizado por el secado primaveral de los brotes (causado, por ejemplo, por Sphaeropsis sapinea) y por la descomposición de la madera debido a Xanthochrous pini y otros agentes de caries y pudrición de la raíz. Entre los factores abióticos, el aumento de ozono provoca estrés en diversas poblaciones.
Desde que, a principios del siglo XIX, el botánico napolitano Michele Tenore (1780-1861) llamó Pinus brutia Ten. (1815) a una nueva especie de pino que encontró en las montañas de Calabria -para enfatizar que crecía en esa parte de Calabria que los romanos llamaban “Brutium”-, comenzaron las discusiones sobre si este taxón debía considerarse una especie en sí misma o era, en cambio, una subespecie de P. halepensis. A partir de este siglo las metodologías analíticas basadas en la comparación entre caracteres morfológicos y marcadores moleculares han permitido abordar el problema y hoy la tendencia, aunque con voces conflictivas, es considerar a los dos taxones como especies “cercanas” pero separadas.
Los caracteres diferenciadores son:
– tronco: generalmente corto, retorcido y rápidamente ramificado en halepensis; recto y delgado en brutia;
– dimensiones de las agujas: (5) 7-10 (12) cm x 0,7-1 mm en halepensis; 10-16 cm x 1-1,5 mm en brutia;
– pedúnculo del estróbilo: 10-20 mm de longitud y más o menos curvado en halepensis; sésil o subsésil en brutia;
– estróbilo: generalmente péndulo en halepensis; erecto u horizontal en brutia;
– semillas: 5-7 mm de longitud en halepensis; 6-9,5 mm en brutia.
A pesar de que los bosques de estas dos especies han sufrido durante siglos incendios, talas y repoblaciones forestales, sus áreas de distribución se han mantenido bastante diferenciadas: el pino carrasco ocupa la parte central y occidental de la región mediterránea, con presencia esporádica en la oriental, y P. brutia la parte oriental, desde las penínsulas griega y de Anatolia hasta Siria y Palestina, con poblaciones aisladas en la parte norte del Mar Negro y en la región del Cáucaso.
Una curiosidad onomástica relacionada con sus distintas áreas de distribución: el pino carrasco fue nombrado “halepensis” por Philip Miller en 1768, ya que crecía en los alrededores de Alepo, aunque la especie no es nativa de esa región. Por el contrario, P. brutia fue nombrado así en 1815 por Michele Tenore, pero en realidad no es nativo de Calabria. Es posible que a lo largo de los siglos se hubiera introducido en esta región y que Tenore, al encontrarlo, pensara que era espontáneo.
P. brutia se utiliza principalmente en repoblaciones forestales porque tiene mejor madera y mayor resistencia al frío.
Se le atribuyen algunas variedades geográficamente bien definidas: P. brutia var. pithyusa (Steven) Silba, presente en las costas del Mar Negro desde Georgia hasta Crimea, P. brutia var. pendulifolia Frankis, en la provincia turca de Mugla, frente a la isla de Rodas, y P. brutia var. eldarica (Medw.) Silba, en Transcaucasia (Azerbaiyán y Azerbaiyán iraní).
Dado que P. brutia se ha separado de P. halepensis, este último no tiene taxones subespecíficos.
Sinónimos: Pinus halepensis Mill. subsp. halepensis 1768; Pinus maritima Mill. 1768; Pinus sylvestris L. var. maritima Aiton 1789; Pinus alepensis Poir. 1804; Pinus penicillus Lepeyr. 1813; Pinus maritima Aiton non Mill. 1813; Pinus halepensis subsp. brutia Ten. 1815; Pinus arabica Sieber ex Spreng. 1826; Pinus genuensis S.E.Cook 1834; Pinus hispanica J.Cook 1834; Pinus halepensis Mill. var. genuensis (S.E.Cook) Antoine 1840; Pinus halepensis Mill. var. minor Antoine 1840; Pinus carica D.Don 1841; Pinus abasica Carrière 1855; Pinus halepensis Mill. var. carica (D. Don) Carrière 1855; Pinus loiseleuriana Carrière 1855; Pinus pseudohalepensis Denhardt ex Carrière 1855; Pinus parolinii Vis. 1856; Pinus halepensis Mill. var. abasica (Carrière) Carrière 1867; Pinus ×saportae Rouy 1913; Pinus saportae Rouy 1913; Pinus halepensis subsp. brutia (Ten.) Holmboe 1914; Pinus halepensis var. ceciliae (Llorens & L.Llorens) L.Llorens 1979; Pinus halepensis subsp. brutia (Ten.) A.E.Murray 1983; Pinus halepensis subsp. pithyusa (Steven) A.E.Murray 1983; Pinus halepensis subsp. stankewiczii (Sukaczev) A.E.Murray 1983; Pinus ceciliae Llorens & L.Llorens 1984; Pinus halepensis var. ceciliae (Llorens & L.Llorens) L.Llorens ex Rosselló, Cubas & N.Torres 1992; Pinus halepensis var. pendula P.P.Ferrer & R.Ferrer 2014.
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