Familia : Papaveraceae
Texto © Eugenio Zanotti
Traducción en español por el Prof. José Campos
El género Papaver comprende alrededor de 125 especies de plantas herbáceas perennes o anuales (16 presentes en Europa); el centro de origen de las amapolas que infestan los cultivos en Europa y en la cuenca mediterránea está comprendido entre Irán y el Pamir (zona de origen del trigo cultivado) y con toda probabilidad las amapolas se introdujeron con las semillas de estos cereales (especie arqueofita) y se han asociado a ellos. La Amapola silvestre o común está muy extendida en Europa, Asia y el norte de África.
El nombre del género vendría del latín «papa» = papilla (de niños), porque en la antigüedad se añadían pétalos, jugo o semillas de esta planta a la comida para favorecer el sueño de los niños. También se puede relacionar con «pap», abrirse, el mismo término del que procede «papula», vesícula.
El nombre específico, según algunos autores, deriva del griego «roiàs» (amapola silvestre) y este término a su vez tiene su origen en róia, = granada, debido al color rojo de los pétalos; para otros se relaciona con el griego «rheo», alejarse, y por lo tanto con el verbo latino «ruere», caer, debido a la fugacidad de los pétalos que no resisten más de un día después de que la flor se haya abierto.
La Amapola silvestre (Papaver rhoeas L. 1753) es una hierba anual, laticífera, que frotada emite un olor no muy agradable, de 20-60 (<80) cm de altura, con tallo delgado, cilíndrico, híspido, simple o ramificado. erecto o ascendente, desprovisto de hojas por debajo de la flor en un largo tramo; raíz pivotante, blanquecina. Las hojas basales son muy variables, con pelos suaves, setosas, oblongo-lanceoladas y en su mayoría irregularmente 1-2 pinnatipartidas o casi pinnatisectas; las caulinares son alternas, sésiles, con un segmento terminal grande de agudo a obtuso. Los capullos florales son colgantes (floración concentrada en el período de abril a junio, pero que puede reanudarse posteriormente hasta noviembre), solitarios, inodoros, con dos sépalos efímeros e híspidos. Corola con 4 pétalos muy grandes (diámetro de la flor de 5-8 cm) de color rojo escarlata o rojo-minio (muy raramente púrpura o blancos), a menudo con una mancha negra en la base, en correspondencia con los numerosos estambres negro-azulados.
El fruto es una cápsula subglobosa, ovalada u oval-oblonga, glabra, coronada por un estigma plano con 4-12 lóbulos radiales, que contiene numerosas semillas muy pequeñas (0,6-1 mm) reniformes, finamente reticuladas, de color marrón rojizo a grisáceo, que cuando maduran salen por las aberturas bajo el estigma. Cada planta produce un promedio de 10.000 a 20.000 semillas que pueden permanecer viables en el suelo hasta 40 años y germinan en la superficie, generalmente durante el otoño después de recibir un estímulo lumínico.
La subespecie strigosum (Boenn.) Pign. se distingue por la ausencia de manchas negras en la base de los pétalos, parte superior del tallo y pedúnculos florales con pelos adpresos y no patentes como en la subespecie tipo y, en general, por ser una planta más delgada y de menor desarrollo. Existen numerosas especies con un aspecto y hábitat similares: Papaver hybridum, Papaver apulum, Papaver argemone, Papaver dubium, etc.
La amapola común crece en los cultivos de cereales, en los prados y terrenos abandonados, en particular los arcillosos y calcáreos, en zonas no cultivadas, en márgenes de las carreteras, montículos de tierra y terrenos arados, ruinas, escombros, desde el nivel del mar hasta 1800-1900 m.
Antes del uso generalizado de herbicidas en nuestros cultivos de trigo, cebada, centeno y avena, la amapola formaba, a menudo mezclada con acianos y manzanillas, paisajes encantadores, inmortalizados sobre todo por pintores impresionistas. Los niños del pasado, que no tenían juguetes, se las ingeniaban y usaban las cápsulas de amapola como una especie de sello para la frente o las manos, mientras que las niñas confeccionaban graciosas muñecas arrancando los capullos abultados y dejando un tramo corto de pedúnculo que clavaban en la base, cortada con las uñas, de la cápsula, para obtener una especie de cabecita. En este punto, separaban los dos sépalos, que servían como capa, para sacar la «falda» roja formada por los pétalos.
Es tradicional en los países anglosajones dedicar la amapola a la memoria de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial. En Inglaterra, el día del Armisticio, se lleva una amapola roja en el ojal.
Los pétalos, secados a la sombra en lugares secos y ventilados, tienen ligeras propiedades narcóticas, utilizadas en medicina popular para decocciones con acción sedante, así como béquica, diaforética y broncosedante. Además de roedina, también contienen reagenina, rearrubina, isoreadina, protopina, mucílagos, antocianos, resinas, trazas de ácido mecónico, sales de potasio y almidón. De los pétalos, ricos en antocianos, también se obtiene un tinte rojo usado en el pasado por las mujeres como maquillaje para labios y mejillas.
En la economía doméstica de nuestros campos, las hojas basales de la amapola ocupan un lugar destacado porque proporcionan, al final del invierno, una verdura cocida muy buena y fácil de encontrar. Las semillas secas, así como las más conocidas de Papaver somniferum, se pueden utilizar en la preparación de algunos tipos de pan y de dulces y de ellas se obtiene un aceite con excelentes cualidades dietéticas, además de ser un buen calmante y emoliente para uso externo.
Preparaciones:
Infusión para favorecer el sueño
Dejar en infusión 2,5-3 g de pétalos secos en una taza de té con agua recién hervida, durante diez minutos, colar exprimiendo el residuo, añadir azúcar y agregar una cucharada de whisky. Beber antes de acostarse. Alternar con infusiones de otras plantas calmantes (valeriana, manzanilla, melisa, tila, etc.).
Infusión de flores de «la cosecha» para pieles enrojecidas e irritadas y como relajante para las arrugas faciales
Hervir unos 200 cl de agua, verter en una taza, añadir 10 capullos frescos de manzanilla, 10 pétalos de amapola y las flores (azules) de 5 capítulos de aciano y dejar enfriar. Se hacen compresas con una bola de algodón y se aplican durante aproximadamente veinte minutos sobre las partes a tratar.
Sinónimos: Papaver rhoeas L. (1753) subsp. rhoeas, var. strigosum Boenninghausen (1824); var. bipinnatifidum Desportes (1838); var. pallidum Gren. & Goldron (1847) ; var. vestitum Gren. & Godron (1847) ; var. violaceum Bréb. (1879); proles caudatifolium (Timb.-Lagr.) Rouy & Focaud in Rouy (1893); proles insignitum (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); proles intermedium (J. Becker) Rouy & Focaud in Rouy (1893); proles roubiei (Vig.) Rouy & Focaud in Rouy (1893); proles strigosum (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. agrivagum (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. arvaticum (Jordan) Rouy & Focauld in Rouy (1893); var. conicum Legrand (1873); var. cruciatum (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. erraticum (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. erucifolium (Timb.-Lagr.) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. segetale (Jordan) Rouy & Focaud in Rouy (1893); var. serratifolium Héribaud ex Rouy & Focaud in Rouy (1893); subsp. umile Holmboe (1914); subsp. caudatifolium (J. Becker) P. Fourn. (1928); subsp. insignitum (Jordan) P. Fourn. (1928); subsp. intermedium (J. Becker) P. Fourn. (1928); subsp. strigosum (Boenninghausen) P. Fourn. (1928).
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