Familia : Cercopithecidae
Texto © Spartaco Gippoliti – Mastozoólogo, IUCN/SSC – Primate Specialist Group
Traducción en español por el Prof. José Campos
El Dril, Mandrillus leucophaeus (F. Cuvier, 1807), es un primate del Viejo Mundo, de la familia Cercopithecidae, subfamilia Cercopithecinae y tribu Papioninae. Esta especie y el Mandril son los únicos representantes del género Mandrillus.
Generalmente se aceptan dos subespecies, la nominal en el área continental y la poensis (Zukowsky, 1922) de la isla de Bioko (Guinea Ecuatorial).
El mandril y el dril se han incluido tradicionalmente, junto a los babuinos Papio sp. y el gelada Theropithecus gelada (Rüppell, 1835), en un grupo informal llamado ‘monos cinocéfalos’, debido al gran desarrollo en longitud del cráneo, en particular en los machos adultos, que lo hace similar al de un perro. Cabe señalar que, durante gran parte del siglo XIX, el dril y el mandril se asignaban al género Papio, mientras que los verdaderos babuinos se incluían en Cynocephalus.
Sin embargo, estudios genéticos y morfológicos recientes han establecido que los monos cinocéfalos no están estrechamente relacionados entre sí, sino que el género Mandrillus es más afín a los monos semi-terrestres del género Cercocebus, con los que comparte adaptaciones a una dieta que consiste en semillas y nueces. El número cromosómico, como en todos los Papioninae, es 2n = 42.
La distribución geográfica del dril se extiende de este a oeste desde el río Sanaga en Camerún [que marca el límite con la distribución del mandril Mandrillus sphinx (Linneus, 1752)] hasta el río Cross en Nigeria. También está presente en la isla de Bioko, en el Golfo de Guinea. Por lo tanto, está presente en Camerún, Nigeria y Guinea Ecuatorial.
Al igual que el mandril, el dril se caracteriza también por un notable dimorfismo sexual, con hembras que pesan de 7 a 12 kg, menos de la mitad que los machos, que pueden alcanzar los 27 kg en la edad adulta, es decir, en torno a los 10 años de edad.
A diferencia de los machos de mandril, los de dril no tienen la cara vivamente coloreada, sino que es totalmente negruzca (excepto por un área rosada en la barbilla) y está rodeada por una tupida ‘barba’ blanca. Las nalgas del macho son de color azul con un área rosa fuerte debajo de la cola.
Al igual que en el mandril macho, también en el dril encontramos unos bultos paranasales que actúan como caracteres sexuales secundarios, una característica única entre los primates, que sin embargo en el dril tienen el mismo color negro que el resto de la cara. Al igual que en el mandril y, a diferencia de los babuinos de las sabanas, la cola del dril es erecta y muy corta, sin superar los 8 cm.
El macho presenta caninos desarrollados que además de la competencia intrasexual se usan como defensa contra los depredadores, en particular el leopardo. Una peculiaridad del clado Mandrillus/Cercocebus es la presencia de premolares tan grandes como el primer molar, un carácter primitivo que puede estar relacionado con la necesidad de romper nueces y semillas.
Desde un punto de vista ecológico, el dril, como el mandril, puede describirse como un frugívoro forestal semi-terrestre. Su dieta también además invertebrados, pequeños vertebrados, huevos (¡también los de tortugas marinas!) y tubérculos que busca entre la hojarasca en el suelo y también hormigas y termitas.
Pasa la noche en los árboles. Como es común en los cercopitécidos, las hembras permanecen en el grupo en el que nacieron y constituyen el armazón de la estructura social, mientras que los machos jóvenes lo abandonan. En Camerún, se han observado grupos de 14 a aproximadamente 200 individuos, como resultado de la agregación temporal de múltiples grupos. En la isla de Bioko, los grupos no parecen exceder de 20-25 individuos, con un solo macho adulto. Se conocen machos solitarios. Observaciones preliminares en el Parque Nacional Korup sugieren la existencia de una sociabilidad a varios niveles, donde grupos más pequeños se reúnen en hordas más grandes para pasar la noche.
Las hembras muestran un abultamiento del área perianal durante la ovulación, pero de menor tamaño que la que muestran los babuinos del género Papio. El ciclo menstrual es de 33 días y la gestación dura 175 días; los nacimientos ocurren principalmente durante la estación húmeda.
Debido a su tamaño, el dril representa una presa codiciada por los cazadores en toda su área de distribución y esto ha llevado a la desaparición de la especie en amplias regiones. El uso cada vez mayor de perros para obligar a los animales a buscar refugio en los árboles, donde son más fácilmente abatidos, es uno de los principales factores de amenaza para esta especie.
La tala selectiva de los bosques también representa una gran amenaza para esta y otras especies que se cazan (la llamada ‘carne de animales salvajes’), ya que abre rutas de fácil acceso para los cazadores y para el transporte de la carne a los mercados urbanos. También del dril y de otros monos africanos se han aislado SIV (virus de la inmunodeficiencia de simios) específicos relacionados con el VIH que afecta a la especie humana. A este respecto, es interesante señalar que el virus identificado en los driles de Bioko es distinto de los continentales.
Debido a sus características ecológicas, el dril necesita territorios muy extensos y, por lo tanto, las áreas protegidas pequeñas pueden resultar ineficaces a largo plazo. Es una especie considerada En Peligro (EN, Endangered) por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y está incluida en el Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Desafortunadamente, la especie parece estar en gran declive incluso en el Parque Nacional Korup, en Camerún. Existe una pequeña población de alrededor de 90 individuos en zoológicos de todo el mundo y hay varios centros de recuperació activos en los países de origen, que intentan crear grupos de animales socialmente competentes utilizando individuos rescatados del comercio local de mascotas.
La primera representación conocida de un dril es una tabla del pintor Christoph Aichele publicada en la obra de Conrad Gesner (1551). Se reprodujo por primera vez en cautividad en el zoológico de Berlín en 1910. La máxima longevidad en cautividad la alcanzó un macho del zoológico de San Diego, que vivió más de 38 años.
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