Una rotonda de flores. Lo esencial sobre estos estos cactus coronados de flores. Cómo son cultivados en el Jardin Exotique del Principado de Mónaco. Fotos espectaculares de las flores y de las semillas.
Texto © Giuseppe Mazza
Traducción en español de Viviana Spedaletti
Es raro encontrar plantas similares y diferentes al mismo tiempo como las Mammillaria. Se reconocen rápidamente por el gran número de protuberancias en “mamilas” ubicadas en espiral a lo largo del tallo; pero sobre este “esquema fijo”, de base, la naturaleza ha modulado una infinidad de variantes para gloria de los coleccionistas.
Ante todo el tamaño: se va, con formas esféricas o cilíndricas, desde los 2,5 cm a los 30 cm de altura en diámetros de 2,5-20 cm; y las plantas viejas, a veces centenarias, forman también matas de 80 cm, dado que además de retoñar, tienden, caso único entre los cactus, a dividir las cabezas en dos o en cuatro.
Luego se es sorprendido por la gran diversidad de espinas. Largas hasta 25 mm, simples o como agujas, hasta 80 por “aréola”, pueden ser derechas, curvas, en gancho (de donde deriva el nombre de “cactus amo” dado por los americanos a algunas especies), o similares a plumas hermosas; y esto en todos los colores del suelo: negro, blanco marfil, blanco nieve, gris ceniza, amarillo, marrón rojizo, rojo vivo, blanco y negro, y blando y rojo.
Y para aumentar las combinaciones posibles, las aréolas y la axila de los tubérculos pueden ser con o sin lanosidad; y los tallos grises con látex, o verdes sin látex.
Las flores, en forma de embudo, forman graciosas coronas concéntricas blancas, amarillas, rosadas, rojas o púrpuras, con corolas de 6-50 mm de diámetro, listas para dejar el lugar a frutos muy decorativos, claviformes, rojos, rosados, verdes o blancos que duran casi un año.
Y como si no fuera suficientes, también las semillas son muy variables: negras o marrones, lisas, rugosas, reticuladas o con pequeñas depresiones en forma de colador.
Nada para sorprenderse entonces que la “sistemática” del grupo sea compleja y en continua evolución. Muchas especies del pasado eran variedades o sinónimos. Hoy han sido reconocidas con certeza sólo 164 de ellas, y otras 227 se toman con reserva a la espera de estudios profundizados.
El área de difusión es de todos modos bien precisa, desde California y Estados Unidos sud-occidental hasta Centroamérica y el Caribe, con epicentro en México y varios endemismos en las islas.
CULTIVO
En los cálidos climas mediterráneos con escasas lluvias invernales, las Mammillaria se pueden cultivar en plena tierra, quizás al reparo de un alero, pero en general conviene mantenerlas en maceta.
Los contenedores de plástico se adaptan bien a las plantas jóvenes, porque mantienen una cierta humedad a las raíces; pero cuando las matas superan la década, y el metabolismo se hace más lento, son preferibles las macetas de terracota, que con su evaporación reducen el riesgo de marchitez en las raíces y las protegen de los golpes de sol.
En el Jardin Exotique del Principado de Mónaco, que ostenta una de las más bellas colecciones europeas, las riegan una vez por semana con el rociador: mucho en verano y luego de manera decreciente de octubre a febrero, cuando prácticamente se limita a hidratar el tallo desde los estomas, sin riesgos de marchitez en las raíces.
Luego en marzo, con la reanudación vegetativa, las irrigaciones vuelven gradualmente a la normalidad.
Vale de todos modos la regla que la tierra se debe secar completamente entre un riego y el otro, y que, como todos los cactus, estas plantas mueren más fácilmente por exceso de agua que por sed.
El drenaje, impecable, está asegurado por el clásico estrato de cacharros en el fondo de la maceta, seguido por un estrato de puzolana (una roca volcánica esponjosa e incoherente que lleva el nombre por los yacimientos de Pozzuoli, cerca de Nápoles), y luego por un compuesto ligeramente ácido (pH = 5-6) formado por 1/3 de tierra de hojas y 2/3 de tierra silícea.
Las Mammillaria no necesitan de muchos fertilizantes, pero en primavera es correcto ayudarlas con pequeños suministros de un abono líquido del tipo 9/10/13, relativamente rico en fósforo y potasio, enriquecido por oligoelementos indispensables, como el hierro y el magnesio.
Y dado que luego de la floración de marzo-junio están a menudo nuevamente en flor en setiembre-octubre, conviene repetir esta operación, en reducidas dosis, también al final del verano.
Determinante, para una buena producción de flores primaverales, es el pleno sol, de invierno; y a excepción de alguna especie de agujas blancas, deben ser resguardadas en verano del sol directo, porque al natural viven a menudo en situaciones de media sombra, a resguardo de las hierbas.
La mayor parte tolera, si el terreno es seco, mínimas de 5| C, pero las temperaturas no deben bajar por mucho tiempo de los 8-13 °C, y en invierno es mejor suministrar cada dos meses un fungicida.
En el Jardin Exotique las Mammillaria se cambian de maceta cada 4 años promedio, pero las intervenciones deben ser más frecuentes en los primeros tiempos, cuando las macetas son pequeñas y las raíces invaden rápidamente los contenedores; y reducidas al mínimo con plantas ancianas y grandes matas.
En el transplante debe respetarse la orientación de las “cabezas”.
A menos que el sol sea siempre perpendicular, las Mammillaria tienden a inclinarse hacia la luz, y cambiarlas de lugar crea stress y antiestéticas torceduras en el crecimiento.
Dado que con el tiempo las formas altas o en matas tienden a salir del eje de la maceta, y a menudo caer, conviene asegurarlas con un tutor, quizás atado a un muro; y por el mismo motivo son preferibles las macetas en forma de copa, con una base ancha y estable, tanto que las raíces de estas plantas superan raramente los 15 cm de profundidad.
REPRODUCCIÓN
Las semillas se esparcen en primavera sobre un terreno arenoso y silíceo, cubriéndolas 1-2 mm. Teóricamente iría bien todo el año, pero especialmente donde hace frío es mejor marzo-abril, para dar luego a las plantitas el tiempo de robustecerse.
Conviene elegir contenedores de plástico, que mantienen mejor la humedad, y cubrirlos con un vidrio y a resguardo del sol directo.
Para obtener el máximo de germinación en el Jardin Exotique calientan con una resistencia la arena a 30-35 °C, girando el vidrio diariamente para evitar los daños de las condensaciones; pero John Pilbeam, autor del libro MAMMILLARIA A COLLECTOR’S GUIDE (B.T. BATSFORD LTD – LONDON – 1981), sostiene que la temperatura ideal es de 20 °C y que no es necesario girar el vidrio. Luego, de todas formas, producida la germinación éste se quita, y es mejor intervenir periódicamente con fungicidas.
A los 2-3 meses se separan las plantitas en macetitas con el mismo compuesto para las plantas adultas en granulometría reducida. Bien nutridas estarán en flor en alrededor 2-3 años.
Existe también la vía vegetativa. La mayor parte de las especies de matas se reproduce fácilmente por separación de los retoños laterales.
No se arrancan sino que se cortan con una navaja en el punto de contacto más exiguo.
Una regla que vale también para la recuperación de las cabezas de plantas comprometidas por la marchitez o la vejez, con tiempos muy largos, si se considera que para cicatrizar el tallo de un ejemplar de 10 cm de diámetro son necesarios más de 3 meses.
En las especies en grandes tubérculos, como la plumosa, o en el subgénero Dolichothele, se pueden aislar también estos últimos con igual procedimiento.
ENFERMEDADES
Además de los nemátodos, que se previenen al plantarse con suelos bien desinfectados y no calcáreos, las Mammillaria son a menudo amenazadas por las cochinillas de la adelfa y de los cítricos, de eliminarse rápidamente, apenas se manifiestan, con productos adecuados.
La arañuela roja, destacado por pequeñas arañitas, y los tisanópteros, minúsculos insectos que atacan las partes jóvenes de la planta y las flores, se tratan en cambio preventivamente cada dos meses a partir del comienzo de la primavera, cuando son más fácilmente transmisibles por las abejas o por otros polinizadores.
GARDENIA – 1996
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