Hirundo rustica

Familia : Hirundinidae

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Texto © Dr. Gianfranco Colombo

 


Traducción en español por la Dra Cristina Valcuende

 

La Golondrina (Hirundo rustica) se reproduce sólo en el hemisferio boreal.

La Golondrina (Hirundo rustica) se reproduce sólo en el hemisferio boreal © Gianfranco Colombo

Pocas personas saben que la celebración de Halloween probablemente proviene de un antiguo folclore griego de la isla de Rodas.

Parece que hace mucho tiempo en esa isla celebraban el rito del Kelidonismos (de khelidon = golondrina) con una procesión de niños que, disfrazados de golondrinas, iban de casa en casa cantando canciones infantiles y pidiendo regalos.

Aquel que daba galletas y pan a las “golondrinas” se salvaba de los terribles amenazas que de otra manera les afectarían. Gran parecido con el “truco o trato” de la festividad anglosajona.

La Golondrina (Hirundo rustica Linnaeus, 1758) es probablemente el ave más popular del mundo y en el imaginario popular es sin duda la representación del amor de un ser hacia su propia casa.

Por ello en todas las tradiciones populares, incluso las más antiguas, sus hazañas migratorias son muchas veces repetidas y contadas a través de la historia de los pueblos y las civilizaciones antiguas.

No es fácil hacer una lista de todo lo que concierne a la Golondrina.

La historia, la literatura, la música, las leyendas, las culturas, todo parece fuertemente ligado a este diminuto pájaro que ha invadido nuestro mundo.

Ya en la antigua Grecia, la Golondrina estaba ligada al culto de la regeneración anual, dada la coincidencia de su llegada con el despertar de la naturaleza.

También el dicho actual “Una Golondrina no hace verano”, en alemán “Eine Schwalbe macht moch keinen Sommer” y en italiano (quizás por la diferente latitud), “Una Rondine non fa primavera” proviene de Aristóteles, cuando afirmó con otras palabras el mismo concepto: …. como una Golondrina no hace verano, así un momento de felicidad no hace a un hombre afortunado.

Homero, Anacreonte, Hesíodo, Aristófanes, Plinio dieron su aporte con sus obras,incluso los músicos clásicos de siglos pasados.

La propia Biblia lo menciona, recordando en el Salmo 84 tanto el Gorrión como la Golondrina que encontraron… “en nuestras casas el lugar donde criar a sus crías”… Muchas veces recordamos frases célebres de las comedias de Shakespeare, en Ricardo III, donde cita el famoso… «mi reino por un caballo»… también sueña con poder volar con alas de Golondrina.

Los machos de Hirundo rustica llegan algunos días antes que las hembras para defender el territorio cercano a su nido habitual. Lo primero que hacen es recoger barro para fijarlo y así cada año va creciendo en altura.

Los machos llegan algunos días antes que las hembras para defender el territorio cercano a su nido habitual. Lo primero que hacen es recoger barro para fijarlo y así cada año va creciendo en altura © Gianfranco Colombo

En tiempos más recientes, ¿quién no recuerda la “Rondinella” (Golondrina) del poeta Tommaso Grossi, que se estudiaba en las escuelas primarias como si fuera música, por los versos : Pequeña Golondrina peregrina, que se posa en el balcón, cantando cada día tu melodía tan triste… O nuestro Pascoli con… Una Golondrina volvía al tejado, la mataron, cayó entre espinas…

Tradiciones más recientes ven a la Golondrina como emblema nacional en Austria y en Estonia donde identifican en esta ave su cielo azul, símbolo de libertad y de felicidad eterna.

Siempre según las tradiciones estonias, quien mata una Golondrina se queda ciego, bastante similar a algunas leyendas locales italianas que incluso ponían en peligro la vida de los padres o de las personas queridas.

Una tradición de los antiguos marineros ingleses era la de tatuarse una Golondrina en el brazo después de haber superado el hito de las 5.000 millas de navegación y una segunda después de las 10.000.

Tatuarse una Golondrina significaba tener la seguridad de volver sano y salvo a casa.

También en el mundo anglosajón, causar daños a un nido de Golondrina en la propia granja significaba provocar que el ganado no produjera más leche o incluso que las gallinas dejaran de poner huevos. Ahora entendemos el motivo de tanta ansiedad esperando su regreso en primavera y el deseo de verlas anidando bajo sus propios techos. Es evidente que este sentimiento de tolerancia y benevolencia hacia esta ave, probablemente sentido por todas las poblaciones del viejo mundo, ha llevado a la Golondrina a estar fuertemente ligada a su propio lugar de nidificación consolidando así su permanencia durante periodos muy largos.

De forma semicircular, el nido de Hirundo rustica se apoya contra una pared vertical casi a ras del techo para crear un refugio seguro e inaccesible, bajo la protección benévola del macho pues, su regreso puntual al nido, cada primavera, se asocia desde hace milenios al final de la mala temporada.

De forma semicircular, el nido de Hirundo rustica se apoya contra una pared vertical casi a ras del techo para crear un refugio seguro e inaccesible, bajo la protección benévola del macho pues, su regreso puntual al nido, cada primavera, se asocia desde hace milenios al final de la mala temporada © Gianfranco Colombo

Como veremos, Hirundo rustica nunca abandona su nido, a menos que se destruya el lugar donde está colocado o muera uno de los miembros de la pareja. En este sentido, no son raros los casos de nidificación en el mismo lugar durante muchos años consecutivos y se ha notificado el caso de una ocupación ininterrumpida de un nido durante 48 años.

Se han añadido pequeñas curiosidades posteriormente, en el intento profano de dar explicaciones técnicas a comportamientos que se observaban con frecuencia.

Cuando una golondrina vuela bajo se acerca la lluvia, cuando vuela despacio hará buen tiempo, cuando vuela rápido y veloz va a cambiar el tiempo.

Se tiene también información sobre el uso de la Golondrina como portadora de mensajes, como se hizo con la paloma mensajera durante las dos grandes guerras del siglo pasado. Se cuenta que los antiguos romanos ya utilizaban a las golondrinas como mensajeras.

Quinto Fabio Pictor, durante la Segunda Guerra Púnica, utilizó una Golondrina, que le habían traído a escondidas de un campamento romano ocupado por los cartagineses, para enviarla con un mensaje que avisara a los amigos de la guarnición ocupada sobre cuándo habría comenzado el ataque de liberación. Aún más divertido es el caso de aquel corredor de apuestas de la antigua Roma que, viviendo lejos de la Ciudad, liberó, apenas terminada la carrera en el Circo Máximo, a las golondrinas de casa que llevaba consigo durante los eventos deportivos, pintadas con los colores del ganador, comunicando así el resultado en muy poco tiempo. Sea lo que sea, leyendas, historias o cuentos, siempre se repite la característica principal de esta ave, es decir, el apego al lugar de nacimiento. Hogar dulce hogar, como dicen los anglosajones y “bentornata a casa Rondinella” (bienvenida a casa, Golondrina) los italianos.

Su interior, cubierto de plumas y paja, suele contener de 3 a 6 huevos que cría sólo la hembra durante 16 a 18 días.

Su interior, cubierto de plumas y paja, suele contener de 3 a 6 huevos que cría sólo la hembra durante 16 a 18 días © Museo Lentate sul Seveso

Está demostrado que la llegada de las Golondrinas ya no coincide estrechamente con el inicio de la primavera, dado el cambio repentino de la situación climática de nuestro mundo.Pero un día u otro todo el mundo espera, en la proximidad del equinoccio de marzo, la llegada del este alegre pajarito regresando a su hogar.

Linneo, más como científico naturalista que como buen observador, había notado la llegada repentina en primavera y la posterior partida repentina en otoño de la Golondrina, pero nunca fue capaz de dar una explicación plausible y lógica a este hecho, confundiéndose precisamente acerca de este pájaro tan cercano a nosotros.

Los pichones de Hirundo rustica, que piden comida, son cuidados por ambos padres y tienen dos, excepcionalmente tres nidadas en los años buenos.

Los pichones, que piden comida, son cuidados por ambos padres y tienen dos, excepcionalmente tres nidadas en los años buenos © Ernesto Francini

Se observó que con la llegada del otoño, las golondrinas abandonaban repentinamente sus lugares habituales y se reunían entre los juncos o en las orillas de los cursos de agua, en inmensas bandadas para pasar la noche.

Por la mañana todas se habían ido y, como suele suceder, quedaban  accidentalmente algunos cadáveres flotando en el agua de individuos debilitados o faltos de fuerzas. Basándose en estos hechos y en lo que relatan los pescadores, Linneo sostuvo que las  golondrinas pasaban el invierno en el fondo de los lagos o de los mares y que reaparecían tan repentinamente como habían desaparecido cuando se acercaba la estación cálida .

Empiezan a volar cuando tienen alrededor de tres semanas de vida , pero siguen dependiendo de los padres durante mucho tiempo, incluso cuando estos ya han iniciado una nueva nidada.

Empiezan a volar cuando tienen alrededor de tres semanas de vida, pero siguen dependiendo de los padres durante mucho tiempo, incluso cuando estos ya han iniciado una nueva nidada © Gianfranco Colombo

Alguien, durante las frías primaveras, recogió algunas golondrinas tiritando y empapada s, primeros ejemplares de la migración, pensando que realmente salían del agua después de invernar

Impensable que un naturalista de tal nivel llegara al punto de apoyar este concepto, lo cierto es que todavía en 1835 la Real Academia Sueca de Ciencias de Estocolmo, que nunca compartió sus ideas, ofreció un premio a quien fuera capaz de llevar una Golondrina en invierno. Ni que decir tiene que nadie se presentó a conseguir el cuantioso premio.

En 1856 Svil Nellson con uno de sus tratados acabó por fin con esta leyenda y sólo en 1912 se pudo conseguir por fin la confirmación del largo viaje de esta pequeña ave, al capturar en Sudáfrica una golondrina anillada en Inglaterra.

Antes de la existencia del hombre, las aves migratorias ya volaban  sobre tierras y mares. Así, desde la antigüedad, el misterio de las migraciones ha dado lugar a las más variadas leyendas e interpretaciones, hasta el punto de que, en tiempos de Aristóteles y de Plinio, se pensaba más en un cambio morfológico de la especie.

Por ejemplo el Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), se convertía en invierno en un Petirrojo (Erithacus rubecula) y el Cuco (Cuculus canorus) en un Gavilán (Accipiter nisus). Más tarde , se llegó a dar una interpretación más humana a la llegada repentina de unos pájaros que luego desaparecían sin previo aviso. Se hizo una distinción entre los pájaros de buen augurio y los de mal augurio.

Y así el Ampelis europeo (Bombycilla garrulus) acabó entre los peor vistos que en alemán se llama Kriegvogel, Pájaro de la guerra, y en Holanda Pestvogel, el Pájaro de la peste, otros entre los indicadores meteorológicos como el Colimbo chico (Gavia stellata) llamado Rain goose = el Ganso de la lluvia, mientras que a nuestra Golondrina se le reservaba una mayor consideración, ya que anunciaba sólo cosas positivas.

Una última anécdota sobre la historia de esta ave, la cuenta el zoólogo sueco Kai Curry-Lindahl en su libro de los años 70 “Los pájaros a través del mar y la tierra”. Recuerda una Golondrina que anillo, en su juventud, en el nido colocado bajo el porche de su casa de vacaciones de verano en Finlandia. La observo durante algunos años. y luego desapareció.

Fue encontrada años después moribunda en el parque Tsavo de Kenia y ahora se conserva, mal embalsamada, en el Museo Nacional de Nairobi. Un pequeño pájaro de 20 g que había volado decenas de miles de kilómetros arriba y abajo de esos cielos cada año.

Aqui vemos la comida al vuelo de Hirundo rustica, y el padre, muy ocupado, reinicia de inmediato.

Aqui vemos la comida al vuelo, y el padre, muy ocupado, reinicia de inmediato © Gianfranco Colombo

El destino y la actividad de este naturalista le llevaron a menudo y durante muchos años a esos mismos lugares, hasta el punto de que colaboró ​​estrechamente con instituciones kenianas desde 1974 y pasó la última parte de su vida cerca de la Golondrina que había visto en su juventud.

Hirundo rustica pertenece al orden de los Passeriformes y a la familia Hirundinidae y es la Golondrina más común y conocida del mundo.

Decimos más común y conocido porque ha invadido nuestro mundo y porque cuando regresa bajo nuestros balcones o porches de repente se vuelve familiar y urbanizado. En cambio es impensable observarla en África o en otras zonas de invernada, plácidamente posado en la barandilla de un balcón o en un carro parado en la calle. Allá la golondrina es salvaje, vive con los elefantes y las jirafas rehuyendo, quizás para bien, de nuestra furia occidental , sustituyéndola por su cercanía y protección.

Se cree que hay más de 200 millones de ejemplares de esta especie migrando cada año.

La etimología del nombre científico proviene del latín “hirundo” = golondrina y “rustica” = rural.

Siendo conocida en la mayor parte del mundo esta ave es probablemente la especie con mayor número de nombres vulgares asignados, A diferencia de otras a las que se les ha dado un nombre sólo por necesidad de la literatura incluso por poblaciones que nunca tuvieron la oportunidad de verlas en su propio hábitat.

Algunos nombres europeos: en inglés Barn Swallow, en alemán Rauchschwalbe, en italiano Rondine , en francés Hirondelle rustique y en portugués Andorinha-das-chaminés.

Zoogeografia 

Hirundo rustica es cosmopolita y está presente en todos los continentes. En Europa llega a ocupar por completo la península escandinava por el norte y en Asia sólo evita la tundra ártica.

En sur anida en las costas mediterráneas africanas, en Medio Oriente y siguiendo la franja norte de las grandes cadenas montañosas de la India, luego desciende hasta ocupar por completo China hasta llegar a la isla de Formosa y Japón. En América ocupa gran parte de Canadá, Estados Unidos y el norte de México.

La golondrina pasa prácticamente seis meses de verano en el hemisferio boreal  y el invierno en el hemisferio sur, realizando una de las migraciones más masivas de nuestro planeta.

Los lugares de invernada son varios y parece que la misma asiduidad en el regreso a sus lugares de origen corresponde también a la elección de los cuarteles de invierno.

Las golondrinas europeas y parte de las asiáticas pasan el invierno en todo el África subsahariana, mientras que la gran población asiática inverna en el subcontinente indio, en la península de Indochina, en Indonesia y en las costas del norte de Australia.

Las golondrinas americanas invernan desde Centroamérica llegando a la pampa argentina. Las grandes travesías se realizan en grandes bandadas, a veces inmensas, anunciadas por concentraciones en los puntos de partida que siempre han sorprendido a quien ha tenido la oportunidad de observarlas.

Estas bandadas se forman en pocos días y en sitios acostumbrados, como si hubiera una cita concreta en ese lugar y para ese día en el que se realizará el gran vuelo. Esta precisión ha originado una llegada casi simultánea a determinadas zonas y una precisión igual en el día de salida.

Un viejo refrán italiano dice «San Benedetto, la golondrina bajo el techo» y de hecho en casi toda Europa continental esta fecha se confirma con gran precisión desde hace milenios.

La recurrencia otoñal, para la zona templada de Europa, es el 20 de septiembre, fecha en la que las golondrinas desaparecen casi de repente y todas juntas de nuestros cielos.

Hay que recordar que el ascenso hacia las zonas boreales de verano es más lento y menos gradual que el de las zonas de invernada, en particular para las poblaciones africanas que inician lentamente su ascenso hacia el norte a partir de enero, atravesando todo el continente africano y deteniéndose en la zona de el Valle del Rift y la cuenca del Nilo en la parte oriental y en las grandes cuencas de África central y occidental en la parte occidental. En la fecha elegida, una vez determinadas las condiciones climáticas, comienza el gran sacrificio, unos a lo largo del Atlántico, otros a lo largo del Océano Índico, algunos a lo largo del Sahara y del lado americano a lo largo de Centroamérica, todos partieron en este carrera frenética hacia el norte. Desgraciadamente, esta migración masiva es a veces causa de tragedias muy graves que provocan la aniquilación mortal de bandadas enteras de estas aves.

Para las zonas templadas, en los meses de primavera, son períodos de notables y repentinos cambios en las condiciones climáticas, con irrupciones repentinas del invierno, rápidos cambios de vientos, lluvias inesperadas y violentas con fuertes descensos de las temperaturas, una serie de adversidades que para un animal de pequeño peso apenas unos gramos ya sometidos a un esfuerzo despiadado, es mortal. Sucede así que una bandada de decenas de miles de ejemplares se ve catapultada al medio del océano a merced de los vientos o incluso obligada a detenerse en medio de un desierto como el Sahara sin posibilidad de encontrar refrigerio. Sin embargo, el gran número y la perseverancia de una población entera son tales que la supervivencia de la especie siempre está garantizada.

Ecología- Hábitat 

En época de nidificación Hirundo rustica es el habitante típico de las zonas urbanas, de los campos cultivados, de las granjas, de los huertos, de las zonas ricas en agua y de cualquier otro lugar donde los insectos, su alimento esencial, sean fáciles de encontrar. Le gustan los sitios con vegetación baja, praderas y campos pero que al mismo tiempo tengan construcciones abiertas adecuadas para su refugio y nidificación, como porches, establos, graneros. También la presencia de cables eléctricos o soportes artificiales o también ramas de árboles muertos que sobresalgan sobre su zona tienen extrema importancia para su presencia.

Hirundo rustica jovenile. Ha perdido la boca amarillenta y es autónomo.

Una Golondrina jovenile. Ha perdido la boca amarillenta y es autónomo © Gianfranco Colombo

La convivencia con el ser humano parece asegurada desde hace milenios, desde que el hombre se acercó a la agricultura. Junto a él ha aprovechado los continuos avances en la construcción de sus viviendas así como el desarrollo de la actividad agrícola y de deforestación que la han favorecido enormemente, con una inesperada abundancia de alimentos y lugares para anidar.

Desgraciadamente, volviéndola también peligrosamente dependiente.

Antes, las Golondrinas anidaban en cuevas, en barrancos rocosos y en acantilados escarpados.Hoy sólo en estrecho contacto con el hombre hasta el punto de sufrir violentos descensos cuando se han adoptado nuevas tipologías de agricultura o de repentina urbanización.

Hirundo rustica ama al ser humano pero raramente lo sigue en la ciudad, dejando espacio a otras dos especies insectívoras, el Avión común (Delichon urbicum), el Vencejo común (Apus apus) y el Vencejo pálido (Apus pallidus).

El hábitat de la Golondrina es, sin embargo, extremadamente amplio y variable y va desde las costas hasta las altas montañas, hasta más de 3000 m de altitud en las grandes cadenas montañosas asiáticas, en el Cáucaso y en América del Norte. Por el contrario, no le gustan los bosques ni las zonas muy arboladas, aunque le encanta sobrevolarlas en busca de alimento, ni los desiertos, notoriamente pobres en insectos.

En invierno y durante las migraciones, la Golondrina cambia totalmente su aspecto social respecto al ser humano. Hemos dicho que en sus cuarteles de invierno frecuenta las sabanas, los pantanos, los grandes lagos interiores y las zonas esteparias, aprovechando al máximo la búsqueda de alimentos y luchando contra la fortísima presión alimentaria provocada por su superposición con las poblaciones locales de hirundínos.

En las zonas de invernada, la vida social de la Golondrina es bastante acentuada, deliberadamente implementada con el fin de una defensa común contra los agresores y su presencia está siempre marcada por enormes bandadas que vagan sin cesar por los territorios ocupados para finalmente reunirse para pasar la noche en inmensas multitudes, generalmente cerca de los juncales o de los bosques. En Nigeria se conoce un yacimiento que alberga 1,5 millones de ejemplares y aún más famoso e histórico es un pequeño juncal cerca de la ciudad de Durban en Sudáfrica, donde en invierno viven unos tres millones de golondrinas, aproximadamente el 8% de la población europea total. Durante la nidificación, como veremos, Hirundo rustica mantiene siempre una fuerte sociabilidad entre las especies aunque es más agresiva pero se limita a los miembros de la colonia y de las poblaciones vecinas.

Al final de la temporada, el color del dorso de Hirundo rustica se oscurece y la cola crece gradualmente hasta convertirse en una horquilla.

Al final de la temporada, el color del dorso se oscurece y la cola crece gradualmente hasta convertirse en una horquilla © Gianfranco Colombo

La Golondrina es un insectívoro puro y se alimenta de todos los insectos voladores, ya que su vida transcurre casi totalmente en el vuelo. Se alimenta cazando insectos voladores con subidas y bajadas e increíble ligereza, bebe rozando la superficie del agua deslizándose con precisión, se baña a veces sumergiéndose algunos centímetros bajo la superficie aunque prefiere literalmente resbalar sobre la misma. Se aparea a menudo volando, alimenta a los polluelos ya voladores con superposiciones aéreas. Pone los pies en el suelo solo para recoger material para construir el nido y en estas ocasiones demuestra lo pequeñas e inadecuadas para la vida terrestre que son sus cortísimas patas.

Morfofisiologia 

Es hora de aprender con el padre todas las artimañas del vuelo para una vida basada en las alas.

Es hora de aprender con el padre todas las artimañas del vuelo para una vida basada en las alas © Gianfranco Colombo

Hirundo rustica es un pequeño pájaro de unos 20 gramos de peso, de menos de 20 cm de longitud, de los cuales hasta 7 cm de cola y una envergadura que alcanza los 35 cm.

Las alas son típicas de los migrantes de largo alcance y son largas y estrechas y marcadamente parecidas a las de un Halcón.

El plumaje tiene la parte superior negra con reflejos azulados y bronceados mientras que la parte inferior es totalmente blanca.. El frente y la garganta son rojizos delimitados por una línea negra a modo de collar, bien marcada. El ala inferior evidencia el blanco de las coberteras inferiores en contraste con las superiores negras. La cola es muy ahorquillada, con las dos plumas externas muy largas y delgadas y muestra en la parte inferior unas manchas blancas rayadas y transversales.

El pico es corto y ancho y esconde una boca bastante grande adecuada para atrapar insectos en vuelo. No hay dimorfismos sexuales marcados salvo en la longitud de la cola, ligeramente más corta en la hembra y en los colores ligeramente más vivos y brillantes en el macho.

Los jóvenes se distinguen por la cola bifurcada, casi ausente durante el primer mes de vida, y por los contornos amarillentos de la boca. En lo que se refiere a la longitud de la cola, parece que las golondrinas del norte tienen un tamaño mayor que las que viven en zonas más templadas, sin embargo, la longitud es siempre un indicio de la edad, por lo tanto, cuanto más larga es la cola, más viejo es el individuo.

Conviene recordar la enésima leyenda sobre la mancha rojiza que la golondrina tiene en la cabeza y en la garganta. A Jesús crucificado le picaba dolorosamente un ojo, debido a una espina de la corona que le habían puesto sus perseguidores. Entonces, pidió a un Murciélago que pasaba, que le arrancara esa espina, pero el animal fingio no entender. Pasaron otros pájaros pequeños y sólo aquella que será nuestra Golondrina quiso a ayudar, arrancándole con fuerza la espina pero tiñéndose indeleblemente la garganta con una gota de sangre. “Bendito seas, de ahora en adelante nadie te molestará jamás”. ¡Así dijo Cristo!

Hirundo rustica es un insectívoro puro que come todos los insectos aéreos que captura en vuelo con gran habilidad y vicisitudes e increíble agilidad.

La Golondrina es un insectívoro puro que come todos los insectos aéreos que captura en vuelo con gran habilidad y vicisitudes e increíble agilidad © Gianfranco Colombo

Como es habitual en aves con áreas de distribución tan amplias, también para las golondrinas se han clasificado varias subespecies sobre las que a menudo han surgido discusiones e interpretaciones diferentes. En la actualidad se reconocen seis subespecies que muestran algunas diferencias en el plumaje y en las diversas áreas de distribución ocupadas.

Hirundo rustica rustica, especie típica europea, desde las costas mediterráneas y asiáticas hasta las cadenas del Himalaya.

Hirundo rustica savignii, especie que vive en el valle del Nilo.

Hirundo rustica gutturalis, desde el Himalaya hasta Japón y al sur hasta Indonesia y Nueva Guinea.

Para beber Hirundo rustica roza la superficie del agua. A veces incluso se zambulle para darse un baño y reaparece feliz

Para beber, roza la superficie del agua. A veces incluso se zambulle para darse un baño y reaparece feliz © Gianfranco Colombo

Hirundo rustica tytleri, de Siberia, Mongolia y el norte de China.

Hirundo rustica transitiva, típica de Turquía, Líbano e Israel con un plumaje mucho más rojiza.

Hirundo rustica erythrogaster, de Norteamérica.

La Golondrina es muy habladora, sobre todo durante la época de nidificación, cuando emite sin parar su canto monótono que comienza mucho antes de la salida del sol y a menudo se prolonga hasta bien entrada la puesta del sol. También durante los demás períodos y durante la migración emite habitualmente un breve chirrido de contacto con sus congéneres, aún más acentuado cuando se refiere al aviso que anuncia la proximidad de un peligro.

Muy alerta y curiosa, es un buen aviso también para las demás aves que conviven con ella. También es capaz de imitar perfectamente el canto de otros paseriformes.

El canto de la Golondrina no es melodioso sino confuso y carente de cualquier apariencia armónica.

A lo largo del tiempo han surgido muchas leyendas y cuentos en un intento de dar una razón plausible a esta ausencia, como si hubiera una causa primordial en el hecho de que el pájaro más querido por los humanos no tuviera, además de belleza y elegancia, también un bonito canto.

Es por eso que una leyenda alemana recuerda que la Golondrina fue melodiosa una vez pero, al no ser escuchada por nadie, había considerado inapropiado continuar con sus gorjeos.

Otra leyenda, que se recuerda en Flandes y en el Tirol, habla de las golondrinas que, durante la agonía de Jesús, posadas en el madero de la cruz, cantaban tan fuerte y alegremente que se hicieron insoportables para el Cristo moribundo. Por eso, desde aquel día, se las condenó a hablar y a conseguir comida mientras volaban.

Otra leyenda anglosajona dice que la Golondrina, acostumbrada a posarse en las vallas cerca de las hilanderas, aprendió entonces a burlarse de ellas repitiendo continuamente esta rima: “Mi ama ha perdido, mi ama ha perdido, su carrete de hilo rojo, su carrete de hilo rojo y sus tijeras”.

Repetida rápidamente, no es otra cosa que el sonido onomatopéyico de su canto farraginoso.

Etología-Biología Reproductiva

Las golondrinas tienen prácticamente la obsesión innata de volver a su lugar de nacimiento y sólo los imprevistos pueden impedir este deseo . Los machos de Hirundo rustica preceden a las hembras en los lugares de nidificación, ocupando y defendiendo el territorio a la espera de la llegada de la hembra. Es una especie monógama con parejas que perduran durante el periodo de nidificación pero se conocen casos de poligamia entre las parejas, que sin embargo, no modifican las relaciones entre los miembros. Una vez elegido el lugar y el nido, pasan algunas semanas antes de la puesta, durante las cuales la pareja permanece en el lugar,ocupando y defendiendo ferozmente el territorio. El nido, aunque preexistente, se renueva de año en año, añadiendo y reforzando con barro nuevo y revistiéndolo por dentro con plumas y material muy blando recogido durante el vuelo. El nido es una copa semicircular abierta construida con barro mezclado con motas vegetales de paja apoyada contra una pared vertical casi en contacto con el techo o la viga transversal suprayacente de manera que crea un refugio muy seguro e inalcanzable.

A mediados de septiembre podemos asistir en Europa a grandes concentraciones de Hirundo rustica antes de la partida hacia los zonas australes.

A mediados de septiembre podemos asistir en Europa a grandes concentraciones antes de la partida hacia los zonas australes © Gianfranco Colombo

Tras años de renovación, el nido se convierte en un montón cada vez más alto y suele ser abandonado por falta de espacio en altura. La Golondrina anida en colonias incluso muy numerosas sin mostrar en este caso ningún roce con las parejas vecinas, sino que aprovecha la ayuda de la comunidad para la defensa común. A menudo, en viejos establos, a alturas a veces inferiores a los dos metros y sólo algunas decenas de centímetros por encima de la cabeza del ganado, podemos ver series de nidos alineados a menos de 50 cm de distancia entre sí en segura armonía.

Hirundo rustica pone dos veces al año, pero en estaciones favorables puede llegar a poner hasta tres. La puesta es de 3 a 6 huevos, de media 4-5, que son empollados sólo por la hembra durante unos 16-18 días. Los huevos son oblongos de color crema con un fuerte punteado rojizo en la parte más amplia. La construcción del nido y el cuidado de la progenie son coordinados por ambos miembros de la pareja.

Cada año, a finales de septiembre, todas Hirundo rustica se han ido. Antiguamente los pescadores, creían que pasaban el invierno escondidas, hibernando, en el fondo del mar o de los lagos. Tampoco Linneo fue capaz de encontrar una explicación lógica. Por fin, en 1856, Svil Nellson acabó con esta leyenda con uno de sus libros y sólo en 1912 se consiguió la confirmación del largo viaje de este pequeño pájaro, con la captura en Sudáfrica de un Hirundo rustica anillado en Gran Bretaña.

Cada año, a finales de septiembre, todas las golondrinas se han ido. Antiguamente los pescadores, creían que pasaban el invierno escondidas, hibernando, en el fondo del mar o de los lagos. Tampoco Linneo fue capaz de encontrar una explicación lógica. Por fin, en 1856, Svil Nellson acabó con esta leyenda con uno de sus libros y sólo en 1912 se consiguió la confirmación del largo viaje de este pequeño pájaro, con la captura en Sudáfrica de un Hirundo rustica anillado en Gran Bretaña.© Agostino Codazzi

Los polluelos comienzan a volar después de unas tres semanas y siguen dependiendo de los padres incluso cuando la pareja ya ha iniciado una nueva puesta. La independencia absoluta es bastante rápida aunque los jóvenes cohabitan con la familia hasta la migración. La Golondrina está sujeta a muchos peligros y una fuerte tasa de mortalidad durante el primer año de vida, cuando se enfrenta por primera vez a una migración tan larga y peligrosa. Una vez superada la primera fase de vida, la Golondrina puede vivir algunos años pero debido a las dificultades fácticas causadas por su vida viajera, la especie no se puede considerar como longeva.

En las últimas décadas todas las poblaciones de golondrinas han sufrido reducciones llamativas a veces alarmantes. Pasado el período de uso del DDT durante el cual la reducción fue particularmente grave y pesada, la situación se ha mantenido lamentablemente a un nivel de constante disminución debido a los rápidos e importantes cambios introducidos por la agricultura en el mundo occidental.

Aquí están en plena muda en el hemisferio sur. Como dice el proverbio, el 21 de marzo, día de San Benito, la Golondrina volverá a estar en casa bajo el techo.

Aquí están en plena muda en el hemisferio sur. Como dice el proverbio, el 21 de marzo, día de San Benito, la Golondrina volverá a estar en casa bajo el techo © G. Colombo

La desaparición de las grandes praderas sustituidas por un monocultivo intensivo, el abandono de las casas rurales y la modernización de la ganadería con cambios estructurales en los edificios, han modificado irremediablemente el hábitat de nuestra golondrina, volviéndolo a menudo inhabitable para ella. A esto hay que añadir el cambio climático en curso que dificulta aún más la adaptación de esta ave a las nuevas condiciones. Son muchas las variables que favorecen o dificultan el desarrollo de esta especie.

Se esperaba que la dilatación de las estaciones en el hemisferio norte pudiera dar más tiempo a la nidificación de estas aves aumentando el número de crías pero, por el contrario, se ha constatado que los veranos más cálidos limitan la cantidad de insectos disponibles para su alimentación. También encuentran las mismas dificultades en los lugares de invernada, dificultades a veces considerables para su supervivencia. La especie no está considerada en peligro de extinción pero se mantiene bajo constante y cuidadoso control.

Aunque las poblaciones están disminuyendo, Hirundo rustica figura desde 2018 como “LC, Least Concern” es decir, «Preocupación Menor» en la Lista Roja de especies en peligro de extinción de la UICN.

 

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