Desde el oriente hasta Roma la ruta de las especias. Hace ya 2000 años llegaban al Mediterráneo pimienta, canela, nuez moscada, clavos de olor y otras esencias que ya no se usan más.
Texto © Giuseppe Mazza
Traducción en español de Viviana Spedaletti
Desde tiempos del imperio romano hasta el 1500 el comercio de las especias fue extremadamente floreciente. Fue hasta una de las causas de los grandes descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI.
En efecto Colón quiso llegar a las míticas Indias justamente para abastecerse de especias. Y pensar que luego, de las Américas la única verdadera especia que sacó fue la vainilla.
Hoy las especias, a excepción de la pimienta, tienen un empleo muy reducido y en todo caso no tienen más aquel gran valor que tuvieron en el pasado.
En tiempos de Diocleciano, como resulta del “Edictum de Maximis pretiis”, ciertas especias valían más, a igualdad de volumen, que los metales preciosos y que las gemas. Y se cuenta que Carlos V, gran consumidor de especias, amante como era de la cocina picante, regaló un gran diamante a un mercante que le había llevado desde Java un cofre de nuevas especias.
Pero es necesario tener presente que en la antigüedad, con el nombre de especias, no se tomaban en consideración, como hacemos nosotros hoy, solamente los condimentos, sino también todas aquellos sustancias que servían como cosméticos, medicinales, perfumes, etcétera.
Los antiguos distinguían las especias en «aromata» (los perfumes), los «thumiamata» (los perfumes para quemar como el incienso), los «condimenta» (no solamente las especias usadas en las comidas, sino también aquellas usadas para la conservación de la comida), los “theriaca» (las drogas usadas para elaborar los antídotos de los venenos), y por fin las «erbe mirabiles» (ingredientes para prácticas religiosas, sacrificios y fumigaciones para eliminar las enfermedades).
Todas las especias hoy conocidas, a excepción de la citada vainilla, eran ya comerciadas en los tiempos del imperio romano.
En la «Naturalis Historia» de Plinio el Viejo escrita en el siglo primero después Cristo son citadas todas las principales especias y de la precisión de las descripciones se comprende que Plinio no hablaba de oído sino que efectivamente había visto y saboreado aquellas especias.
Las especias citadas y empleadas en la antigüedad eran mucho más numerosas de aquellas aún en uso hoy. Bien pocos por ejemplo, saben hoy qué son efectivamente el bdellium, el nardo, la mirra, el terebinto o el estoraque.
Contemporáneo de Plinio fue Dioscórides, un médico griego nacido en Asia Menor, autor de un famoso tratado de medicina, «De materia medica», dónde son descritas más de seiscientas plantas medicinales entre ellas todas las especias procedentes del fabuloso Oriente.
A través de los testimonios de Plinio y Dioscórides y a través de una obra de la misma época de la cual se ignora el autor, el “Periplo del Mar Eritreo», obra que fue ciertamente escrita por un mercante que tuvo que tener su base a Alejandría de Egipto y que navegó el Mar Rojo y el Océano Índico es hoy posible hacerse una idea muy precisa de las rutas a lo largo de las que, desde las Molucas, desde China, desde la India, desde Madagascar, las especias llegaron al Mediterráneo y de aquí a toda Europa. Dos eran las rutas principales: una terrestre procedente de China y una marítima procedente de puertos indios de la costa occidental.
La ruta terrestre estaba a su vez dividida en muchos itinerarios.
El más nórdico fue la «Vía scitica» que partía desde Pekín, pasaba por el sur del desierto de Gobi, llegaba a la actual Semipalatinsk, desde aquí pasaba entre los Urales y el Mar Caspio y por fin desembocaba sobre el Mar Negro, en el Mar de Azov. Desde aquí con barcos se alcanzaba Bizancio.
Estaba luego, más al sur, la así llamada «Ruta de la seda», a lo largo de la que llegó a Europa la seda. Los mercantes de especias se incorporaban a los de la seda.
Recorriendo esta ruta en sentido contrario, los mercantes europeos alcanzaban la China, como aquellos, que en época de Marco Aurelio, se encontraron con el emperador chino, según lo que resulta de una crónica china donde se habla del emperador romano Ant-un (F.Hirth, China and the Roman Orient, Leipzig-Munchen-Shangai-Hong Kong 1885). Esta ruta, igual a la «scitica» en la primera parte, después del desierto de Gobi giraba al sur y pasaba por la actual Taskent o por Samarcanda, desde aquí al sur del Mar Caspio para acabar sobre el Éufrates en Ctesifonte.
La última ruta terrestre que unía China y Europa pasaba por la India y desde aquí, a través de Persia, llegaba a Bizancio.
La ruta marítima unía directamente los puertos indios con el mar Rojo. De aquí las mercancías o continuaban por vía terrestre hasta Asia menor (la actual Turquía) por Petra, o bien de los puertos egipcios sobre el Mar Rojo alcanzaban Alejandría y desde aquí Roma.
Es necesario hacer notar ahora que un cierto número de especias, en particular el cinnamomo (canela), provenían del Sudeste asiático. La nuez moscada y los clavos de olor venían hasta de la parte oriental de Indonesia. Estas especias, para llegar a Europa, seguían dos rutas. O llegaban a India y desde acá tomaban las rutas ya marcadas, o bien llegaban por mar a Madagascar y de aquí, siempre vía mar, costeando las costas orientales del continente africano, llegaban al Mar Rojo.
Como se ve las rutas del comercio eran innumerables y de todas tenemos no sólo testimonios por documentos escritos, sino también por restos arqueológicos.
En la actual Pondichéry, en India, ha sido encontrado hasta el muelle donde tuvieron sede aquéllos que, en términos modernos, podríamos llamar las agencias romanas de export-import. La presencia de centenares de monedas romanas testimonia que en aquel lugar, por siglos, los comerciantes romanos adquirieron las especias.
Como hemos dicho antes, en la antigüedad el número de las especias comerciadas era mucho mayor al actual. También entonces fue la pimienta una de las especias más requeridas. En sánscrito era llamada «pippali», que quería decir genéricamente baya, de aquí el latino «piper.» Además que en cocina, la pimienta fue usada como medicina (para quienes sufrían del estómago y para los hombres cansados) y como conservante. De este empleo todavía ha quedado huella en nuestra costumbre de poner granos de pimienta en los salames. Estos granos de pimienta fueron puestos en las carnes embutidas (que ya se hacían en tiempos de la república romana) para aromatizarlas y para impedir (así se creía) la putrefacción, que en realidad es impedida por la sal.
Otra especia muy requerida en Roma era el cinamomo (nuestra canela) que servía, como resulta de numerosas recetas, para aromatizar la miel que, a su vez, era usada como endulzante.
Antes de acabar esta breve carrera entre las especias, es útil recordar que ciertamente en época prerromana entre la India y Europa ya existían estrechos contactos. En Homero es citado la chufa (Cyperus rutundus Linn.), citado también por Heródoto. Ahora bien la chufa provenía de la India, lo que nos demuestra como ya ochocientos años antes de Cristo los mercantes de especias emprendieran viajes que hoy nos parecen casi imposibles.
LAS PRINCIPALES ESPECIAS
CANELA
La actual canela se consigue de la corteza de las ramas del Cinnamomum zeylanicum, un árbol de alto fuste originario de Ceilán. En la antigüedad se usaron otras variedades de Cinnamomum procedentes de otras zonas de Asia.
CARDAMOMO
Hoy, con este nombre, se designa a la Elettaria cardamomum originaria de la India. Sus semillas son el principal ingrediente del bien conocido curry con que la cocina india aromatiza aún hoy numerosas comidas. Pero quizás el cardamomo de los antiguos era otra planta de perfume parecido.
CLAVOS DE OLOR
Botones aún cerrados y secos de las flores de la Eugenia caryophyllata, una planta que puede alcanzar los 20 m de altura. Hoy es cultivada en muchas zonas ecuatoriales, especialmente en Zanzíbar, pero la Eugenia es originaria de Indonesia Oriental, parece que de algunas islitas de las Molucas situadas sobre el ecuador.
NUEZ MOSCADA
Es la semilla del fruto, grande como una ciruela, de la Myristica fragrans, un gran árbol siempre verde que puede alcanzar los 14 metros de altura. La Myristica es originaria de las Molucas, en Indonesia Oriental.
PIMIENTA
La pimienta es originaria de India Meridional. Hoy es vendida en dos tipos: pimienta negra y pimienta blanca. Derivan ambos del Piper nigrum, una planta trepadora de hojas bastante espesas. La pimienta negra está formada por las bayas enteras hechas secar al sol antes de la maduración. La pimienta blanca no es otra que la semilla contenida en la baya y privada de la cáscara externa. Estas bayas forman un racimo de casi cincuenta individuos.
VAINILLA
Orquidácea originaria de América Central (Vanilla planifolia) se adhiere con las raíces a los troncos de los árboles sobre los cuales crece. Sus frutos secos, blandos, untuosos al tacto están impregnados de un aroma suave que los hace indispensables para golosinas y licores.
JENGIBRE
Cultivado ya desde la antigüedad en China, India y en todo el Sudeste asiático, es difícil decir de dónde es originario. Zingiber officinale es una planta herbácea anual y se usa la raíz aromática y picante.
SCIENZA & VITA NUOVA – 1987