Familia : Cucurbitaceae
Texto © Eugenio Zanotti
Traducción en español de Ignacio Barrionuevo
En el género Bryonia se incluyen, según distintos autores, entre 10 y 12 especies distribuidas por Europa, Asia y África del norte, incluidas las islas Canarias.
En Europa están presentes:
Bryonia alba, dioica o monoica, estigmas glabros, bayas negras, distribuida por el SE de Europa y la región póntica.
Bryonia marmorata, con hojas con borde sinuoso y variegadas a lo largo de la nervadura, racimos masculinos casi glabros y tubo corolino sin glándulas. Es un endemismo sardo-corso.
Bryonia cretica, con la subespecie cretica (hojas y bayas inmaduras con manchas blancas irregulares, inflorescencia masculina carente de glándulas o casi, distribuida por la región del Egeo), la subespecie dioica (hojas y bayas inmaduras verdes, inflorescencia masculina con pelos glandulares, sin pelos alargados. Distribución eurimediterránea) y la subespecie acuta (hojas y bayas inmaduras verdes, inflorescencia masculina con pelos glandulares, con muchos pelos alargados, hojas con lóbulos agudos, el central es alargado. Con distribución insular, en Lampedusa, Sicilia occidental y Cerdeña).
La Nueza (Bryonia cretica subsp. dioica Tutin 1968), también conocida como nabo del diablo, vid blanca, espárrago de nuez, etc., es originaria de Europa central y meridional, Asia occidental y África septentrional y se ha naturalizado en Estados Unidos y Nueva Zelanda.
El nombre del género deriva del término griego “bryo”, que hace referencia a una planta con brotes vigorosos. El epíteto específico (cretica) y subespecífico (dioica) son respectivamente el adjetivo en latín para “originario de la isla de Creta” y “dioico”, esto es, una especia en la que las flores masculinas y las femeninas salen en individuos distintos.
La nueza es una planta perenne, rugosa al estar recubierta de cortos pelos hirsutos y con base engrosada, con numerosos tallos pequeños, herbáceos y volubles (es decir, trepadores), anguloso-cuadrangulares, tiernos y frágiles cuando son jóvenes y tendiendo a fibrosos cuando adultos, con una altura que puede ir desde el medio metro hasta los 2, 3 o incluso, rara vez, 4 m, provistos de zarcillos simples, axilares, curvados en espiral, y de una gruesa raíz tuberosa parecida a un nabo que puede incluso superar los 6 u 8 kg de peso.
Las hojas, alternas, son verdes, con un corto peciolo y lámina palmeado-lobulada, con una longitud y anchura similares (alrededor de 12 × 12 cm) y con perfil pentagonal, marcadas nervaduras hundidas, y 5 (rara vez hasta 7) lóbulos subobtusos, enteros o levemente denticulados.
Se trata de una planta dioica cuyas pequeñas flores son blanco-amarillentas con nervaduras longitudinales verdes en los pétalos; las flores masculinas (hasta 17) están reunidas en racimos axilares con pedicelos glandulosos, sin pelos simples alargados, mientras que las flores femeninas (hasta 7) lo están en corimbos con pedúnculos que presentan escasas glándulas. El cáliz muestra lóbulos de entre 3 y 4 mm, lanceolados y acuminados; la corola es pentalobulada, en las flores masculinas mide de 8 a 13 mm de diámetro, mientras que la de las femeninas va de los 3,5 a los 6,5 mm, y el tubo corolino presenta glándulas dispersas o es glabro. La floración tiene lugar desde mayo (rara vez desde abril) hasta junio. Los frutos son bayas esféricas de entre 7 y 8 (hasta 10) mm, lisas, glabras, verdes cuando son jóvenes pero tornando a anaranjadas y por último a rojo coral en su madurez. Las semillas miden de 4 a 6,5 mm de longitud y 5,5 mm de anchura, plano-convexas o biconvexas, de forma aovada, con superficie ceroso-granulosa, de media entre 3 y 4 (siempre menos de 6) en cada baya. La fructificación se extiende desde junio hasta agosto. La nueza vive desde bajas altitudes hasta los 800 metros de altitud, pudiendo llegar hasta los 1200 m localmente, en los márgenes de bosques riparios, a lo largo de setos o bordes de gargantas, en lugares húmedos, zonas sin cultivar y ruinas. Esta planta era ya conocida en la antigüedad, desde hace más de 2.000 años ha sido empleada como planta medicinal por Hipócrates (460-380 a.C.), Dioscórides (De Materia Medica 64 d.C.) y Plinio el Viejo (Naturalis Historia ca. 77 d.C.).
Toda la planta produce principios activos con elevada toxicidad, en particular las raíces, las bayas y las semillas contienen diversos glucósidos triterpénicos conocidos como cucurbitacinas, como la brionina y la brionidina, que actúan a nivel gastrointestinal provocando una fuerte irritación de las mucosas, violentos dolores con náuseas, vómitos, diarrea, cólicos, hemorragias y hematuria (presencia de sangre en la orina); y en los casos más graves aparecen mareos, convulsiones y parálisis respiratoria. Por su fuerte efecto de congestión del aparato urogenital fue usado en el pasado para abortar, a menudo con resultados nefastos.
En el campo se recogía la raíz en otoño, se limpiaba y se cortaba horizontalmente en e punto de mayor diámetro y se excavaba con un cuchillo una cavidad en el interior de la pulpa que se rellenaba con azúcar. Tras 12 horas se recogía un sirope empleado como purgante de efecto rápido en dosis de entre 2 y 4 cucharaditas.
Toda la planta produce principios activos con elevada toxicidad, en particular las raíces, las bayas y las semillas contienen diversos glucósidos triterpénicos conocidos como cucurbitacinas, como la brionina y la brionidina, que actúan a nivel gastrointestinal provocando una fuerte irritación de las mucosas, violentos dolores con náuseas, vómitos, diarrea, cólicos, hemorragias y hematuria (presencia de sangre en la orina); y en los casos más graves aparecen mareos, convulsiones y parálisis respiratoria. Por su fuerte efecto de congestión del aparato urogenital fue usado en el pasado para abortar, a menudo con resultados nefastos.
En el campo se recogía la raíz en otoño, se limpiaba y se cortaba horizontalmente en e punto de mayor diámetro y se excavaba con un cuchillo una cavidad en el interior de la pulpa que se rellenaba con azúcar. Tras 12 horas se recogía un sirope empleado como purgante de efecto rápido en dosis de entre 2 y 4 cucharaditas.
Entre los numerosos episodios de envenenamiento causados por la nueza citamos lo que ocurrió en Francia hace alrededor de 2 siglos a una sirvienta de Paysie-Codon, localidad francesa cercana a Aix, que al meter en la olla en la que preparaba el guiso una raíz de nueza, que ella creía de nabo, causó que cinco personas que comieron la sopa se envenenasen, aunque fueron salvadas in extremis. Es bastante extraño que ninguno de ellos hubiese rechazado una comida tan amarga y nauseabunda, aun cuando estuviese algo enmascarado el sabor por las coles, el apio u otras verduras. Quizás los jornaleros tenían tanta hambre acumulada que habrían perdido los sentidos del sabor y el olfato. ¡Puede decirse que “más que el sabor puede el ayuno”! Es evidente que la nueza, por su toxicidad (de 12 a 15 bayas pueden matar a un niño), no debe ser empleado en absoluto a nivel familiar.
Sinónimos: Bryonia dioica (Jacq. 1775); Bryonia acuta Desf. (1799); Bryonia nitida Link (1822); Bryonia dioica var. sicula Jan (1818); Bryonia lutea Bastard ex Ser. (1828); Bryonia dioica var. elongata Ten. (1831); Bryonia sicula (Jan) Guss. (1845); Bryonia digyna Pomel (1874); Bryonia tinei A.Huet ex Cogn. (1881); Bryonia dioica var. digyna (Pomel) Batt. (1889); Bryonia acuta var. sicula (Jan) Fiori & Paol. (1903); var. monoica Nábělek (1923); Bryonia cretica subsp. marmorata (E.Petit) Govaerts (1996); Bryonia cretica subsp. marmorata (E.M.A. Petit) Jauzein (1996).
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