Familia : Araceae
Texto © Eugenio Zanotti
Traducción en español de Ignacio Barrionuevo
El género Arum, incluye a 25 especies de plantas herbáceas, perennes, tuberosas o rizomatosas, con todas sus hojas basales e inflorescencia en espata, originarias de Europa, Norteáfrica, y Asia occidental, con el mayor número de especies distintas concentrado a lo largo del perímetro de la cuenca del Mediterráneo.
En Europa se han citado 19 especies: Arum italicum (con cuatro subespecies: italicum, neglectum, canariense y albispathum), Arum byzantinum, Arum maculatum, Arum orientale, Arum besserianum, Arum cylindraceum, Arum concinnatum, Arum longispathum, Arum sintenisii, Arum apulum, Arum nigrum, Arum cyrenaicum, Arum purpureospathum, Arum rupicola, Arum dioscoridis, Arum idaeum, Arum creticum, Arum pictum, Arum lucanum y Arum megobrebi de Georgia, marginalmente europeo.
El origen del nombre de este género no carece de controversia: según algunos autores derivaría de griego “Aron” (y según otras etimologías se trae del hebreo “Ar”), significando ambos “calor”, en referencia a la característica que presenta esta planta, que produce y mantiene el calor en la “cámara” constituida por la base de la espata durante el periodo de floración.
Según otros derivaría del Sacerdote Aarón, para otros lo haría del término “Aron”, nombre usado por los antiguos egipcios para la Colocasia antiquorum, conocida como Taro (nativo del sudeste asiático), antiguamente cultivada por sus tubérculos y hojas (cocidos) comestibles.
El epíteto específico, por el contrario, es evidente que hace referencia a Italia.
Arum italicum Mill. (1768), Mill. (1768) es una especie de distribución natural estenomediterránea, pero actualmente está presente también en otras regiones meridionales y occidentales europeas, hasta algunas localidades de Inglaterra.
Es también conocido como barba-arón, candela, escandalosa, hierba del jarrillo, jaro o yaro, llave del año, zumillo, etc.
Es una planta herbácea perenne, de entre 30 y 70 (<100) cm de altura, con tubérculo ovoideo de entre 3 y 5 cm, horizontal, con entre 4 y 7 hojas, todas basales, espiraladas, que se desarrollan en la estación otoñal y persisten durante el invierno hasta la siguiente primavera.
Tienen un peciolo de entre 20 y 30 cm que sostiene una lámina de hastada a hastado-sagitada (7-22 × 10-30 cm), brillante, con un lóbulo apical lanceolado y dos lóbulos basales, generalmente divergentes, poco menores.
Las hojas mayoritariamente tienen, en la lámina superior, siguiendo las nervaduras, vetas blanquecinas.
La inflorescencia está constituida por una espata de entre 5 y 9 cm de anchura y de 15 a 30 de altura, blanco-amarillenta, raramente rojiza en el margen, con tubo de entre 4,5 y 5 cm de diámetro; y un espádice de entre 7 y 9 cm de longitud (por lo general mide menos de la mitad de que la espata), con apéndice de forma casi cilíndrica de color entre amarillento y amarillo crema, tan largo como el pedúnculo o algo menor, y un eje carnoso sobre el que se desarrollan las flores propiamente dichas, que son de pequeñas dimensiones: las femeninas se encuentran en la base y las masculinas se encuentran sobre estas.
La floración tiene lugar de marzo a mayo; los frutos maduran de finales de julio a septiembre y son recogidos en densas infrutescencias casi cilíndricas. Los frutos individuales son bayas esféricas, de entre 0,8 y 1,2 cm de diámetro, carnosas, brillantes, inicialmente de color blanco marfil, pasando a verde, después a naranja y, finalmente, a rojo coral.
Cada baya contiene de 1 a 4 semillas de 2,2-6 × 2,5-5 mm, de forma ovoidea y color grisáceo o marrón, y cuentan con estrofíolo.
Al igual que gran parte del resto de las especies del género Arum, la inflorescencia del Arum italicum, durante el periodo de floración, emite un desagradable olor a carne podrida, consiguiendo de esta forma atraer a moscas, moscardones y otros dípteros, coleópteros y muchos otros insectos para garantizarse la polinización.
La autopolinización es evitada mediante la maduración anticipada de las flores femeninas.
La diseminación es llevada a cabo gracias a aves y pequeños mamíferos.
Los insectos son atraídos por el olor emitido por la inflorescencia, por las sustancias azucaradas producidas en la misma y por la temperatura “catabólica” más elevada, en varios grados (de 5 a 10 e, incluso, 14 ºC), que la ambiental. Esta se consigue en el interior de la espata entrecerrada a modo de cámara gracias también al calentamiento de los rayos solares concentrados por la forma paraboloide de tipo “de revolución” de la espata (siempre orientada hacia el sur) sobre la línea de la inflorescencia.
La espata que envuelve en forma casi de embudo a la inflorescencia se estrecha a la altura a la que, en el eje florífero o espádice, se encuentran unas flores estériles provistas de largos apéndices orientados hacia abajo, por lo que los insectos que entran pueden fácilmente superarlos y, después de haber comido, tratan de salir sin conseguirlo, por lo que buscan dentro de la “cámara florífera” otras salidas, asegurando, con sus idas y venidas, la fecundación de las flores femeninas gracias al polen que transportan del botín recogido en otros ejemplares.
Llevada a cabo la fecundación, los pelos se distienden, la espata se marchita y los insectos quedan de nuevo libres para visitar otros ejemplares de Arum.
El aro común crece en los bosques manejados, manchas de vegetación, claros forestales, lindes vegetadas, bordes herbosos de vías y pozos, terrenos perturbados, viñedos y olivares, desde nivel del mar hasta los 800 (rara vez hasta los 1300) metros de altitud.
Arum italicum es una planta tóxica cuando está fresca, con sabor amargo y desagradable, que contiene alcaloides volátiles de tipo piperidínico (aroína, arodina y aronina), trigloquinina, nicotina, lignanos, lecitinas, flavonoides y mucílagos; además, en el fruto y en el rizoma encontramos almidón (70 %), glucosa, ácido oxálico, oxalato de calcio, gomas, glucosaponinas y un glucósido que libera cianuro (cianogénico).
En las hojas hay un alto contenido de vitamina C.
En esta planta se han encontrado propiedades diuréticas, expectorantes, antirreumáticas y antigotosas, además de útiles para uso externo, pero a causa de la intrínseca toxicidad su uso actualmente está prácticamente abandonado.
La gran difusión de la planta, a menudo también cultivada en jardines como especie ornamental, es causa frecuente de intoxicaciones en niños, atraídos por el bello color de los frutos y su sabor inicialmente dulzón pero que rápidamente se hace pungente, causando, en contacto con la piel, irritación y formación de ampollas y, por ingestión, inflamación de la mucosa bucofaríngea, salivación intensa, náuseas, vómitos, espasmos, dolores abdominales, hemorragias, alteraciones cardiovasculares llegando al coma y a la muerte en los casos más graves.
Igualmente venenosa es una especie afín, aún más común en algunas zonas que el aro común, el aro manchado: Arum maculatum, fácilmente distinguible por la spata de color verde-violáceo, amarillo-violáceo o violáceo, frecuentemente con manchas de color negro o marrón oscuro al igual que las hojas (de 2 a 4), que tienen además los lóbulos basales convergentes, y el apéndice del espádice es purpúreo y claviforme (forma de clava o maza).
En algunas localidades de Europa septentrional en el pasado se utilizaban los tubérculos y rizomas de diversas especies de aro para lavar la ropa de hogar en sustitución de habón, o también para eliminar callos y verrugas.
En tiempos de hambruna se recogían dichas partes, dejándolos hervir durante largo tiempo para extraer una fécula comestible.
Como a menudo ocurría con las especies venenosas, también el aro era considerado en el pasado una planta mágica: se secaban las hojas y las inflorescencias para elaborar un polvo que se introducía en pequeños saquitos amuleto contra el mal de ojo.
La multiplicación de esta planta se lleva a cabo mediante división de rizomas en invierno plantados en un sustrato no demasiado húmedo y sin encharcamientos, colocados a entre 6 y 8 cm de profundidad.
Sinonimi: Arum foetidum Salisb. (1796); Arisarum italicum (Mill.) Raf. (1837); Arum canariense Webb & Berth. (1847); Arum albispathum Steven ex Ledeb. (1853); Arum numidicum Schott (1856); Arum ponticum Schott (1862); Arum divaricatum Dulac (1867); Arum italicum subsp. byzantinum (Blume) Nyman (1882); Arum modicense Sprenger (1894); Arum facchinii Porta ex Hruby (1912); Arum provinciale Sommier ex Hruby (1912); Arum majoricense Chodat (1924); Arum italicum subsp neglectum (F. Townsend) Primee (1961); Arum italicum subsp. albispathum (Steven) Prime (1978); Arum italicum Mill. subsp. majoricense (L.Chodat) O.Bolòs , Masalles & Vigo (1988); Arum italicum Mill. subsp. canariense (Webb & Berthel.) P.C.Boyce (1993); Arum majoricense subsp. lucanum Bonafé ex Romo (1994).
→ Para apreciar la biodiversidad dentro de la familia ARACEAE clicar aquí.