Familia : Canidae
Texto © Pietro Paolo Condò – Giudice Enci-fci
Traducción en español de Viviana Spedaletti
Alegre, dulce y vivaracho, nunca agresivo es un perro de agarre para la caza © Giuseppe Mazza
Es una de los las razas de agarre más difundida y sus orígenes son atribuibles al antiguo spaniel, es decir el braco de perdices de la isla ibérica que se volvió luego en Francia el «chien de oysel», un perro de pelo largo y sedoso empleado en la Edad Media en la caza con la red.
Con la llegada de las armas de fuego en el siglo XVII-XVIII este perro se volvió pareja indispensable para el cazador, pero es gracias a Edward Laverack que se puede hablar de setter inglés tal como lo conocemos hoy.
Es un perro de mediana talla, cuyo tronco está en el rectángulo, con músculos largos y buena pero no muy fuerte osamenta, que une la potencia a la elegancia de las formas.
La cabeza es larga y delgada, ligera, los ases cráneo-faciales paralelos, el stop marcado pero no brusco, la trufa negra, la dentadura completa con articulación en tijera, los ojos grandes, expresivos, color avellana muy oscuro, las orejas pegadas bajas, pendientes sin apartarse de las mejillas. El cuello es bien tenso y robusto, el lomo recto, el riñón musculoso y arqueado.
Los miembros están perfectamente en aplomo, el andar desenvuelto y dinámico. La cola está unida alta, grande y robusta en la raíz, llevada más bien baja que alta. El pelo es fino, de tejido sedoso, largo 5-6 cm, forma flequillos en el cuello, en la región esternal, en la parte posterior de los miembros, en las nalgas y en la cola; sotopelo abundante sólo en invierno.
Colores admitidos: blanco y negro tendiente al azul, blanco-anaranjado, blanco y marrón, tricolor. Altura a la cruz en los machos 65-68 cm, en las hembras 61-65, pesa 25-30 kg.
El setter inglés tiene un carácter alegre, dulce y vivaracho, nunca agresivo, es muy cariñoso y unido no sólo al dueño sino a toda la familia, ama jugar con los más pequeños pero también es un válido auxiliar, muy versátil y apto para acompañar al cazador sobre todos los terrenos y para cazar cualquier salvaje de pluma, con un estilo caracterizado por el agarre felino, acurrucado, que le ha valido el apelativo de «baroncito sentado».
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