Familia : Blenniidae

Texto © Giuseppe Mazza

Traducción en español por la Dra Cristina Valcuende

Blennius ocellaris toma su nombre del ocelo visible presente en la primera parte de la aleta dorsal, centrado entre el sexto y séptimo radio espinoso © Giuseppe Mazza
El Blénido torillo, Blennius ocellaris Linnaeus, 1758, pertenece a la clase de los Actinopterygii, los peces con aletas radiadas, al orden de los Blenniiformes y a la familia de los Blenniidae, la de los blénidos de dientes peine, una de las más ricas del mundo marino, que cuenta con más de 400 especies presentes en mares tropicales y templados, y a veces también en aguas dulces o salobres.
El nombre del género Blennius, acuñado por Linneo, proviene del griego “blennos”, moco, con referencia a que estos peces, desprovistos de escamas, están protegidos por una mucosidad resbaladiza, una baba, de ahí el nombre común de blenio.
El término específico ocellaris se refiere al característico ocelo grande y negro, bordeado de blanco azulado, que este pez tiene en la primera parte de la aleta dorsal, centrada entre el sexto y el séptimo radio espinoso.

Con una longitud máxima de 20 cm, está ampliamente distribuida en el Atlántico oriental, desde las costas inglesas hasta Senegal, en el Mediterráneo y el mar Negro © Francesco Turano
Zoogeografía
Blennius ocellaris tiene una amplia distribución en el Atlántico oriental desde las costas inglesas hasta Senegal, y a través del Canal de la Mancha entró en el Mediterráneo, donde está presente en todas partes, y finalmente ocupó también el Mar Negro.
Ecología-Hábitat
A diferencia de muchos Blenniidae que viven en aguas muy poco profundas, a menudo en pozas de marea o incluso fuera del agua como Alticus saliens, el Blenio torillo vive demersalmente por debajo de los 10 m de profundidad, generalmente entre 30 y 100 m, pero también se puede encontrar hacia los 400 m.

Vive demersalmente en aguas profundas, generalmente entre 30 y 100 m de profundidad, pero puede descender en busca de presas hasta unos 400 m © Xavier Rufray
Morfofisiología
Blennius ocellaris puede alcanzar los 20 cm de longitud. El cuerpo, relativamente alto y comprimido, presenta un perfil frontal del hocico pronunciado, que desciende casi verticalmente, con los ojos colocados muy altos en la cabeza, rematados por cirros planos, más largos en los machos, con la punta dentada.
La boca, que se abre casi horizontalmente en el centro de la cabeza, tiene 36 dientes por mandíbula, largos y delgados, muy juntos y con puntas redondeadas. En las esquinas, ligeramente separadas de las demás, se pueden observar cuatro grandes dientes similares a caninos orientados hacia atrás para sujetar a la presa.
La parte anterior de la aleta dorsal, que es considerablemente más alta, tiene 11-12 radios espinosos con un filamento conspicuo en el primero.

Se alimenta, principalmente de noche, de pequeños invertebrados como gusanos y crustáceos, pero también de pececitos y restos orgánicos que caen al fondo marino © Frédéric André
Tras una marcada muesca, siguen 14-16 radios blandos inferiores que no se fusionan, deteniéndose en el pedúnculo, con la aleta caudal más o menos truncada.
La aleta anal tiene 2 radios espinosos y 15-16 inermes, bajos pero robustos en comparación con los simétricos de la aleta dorsal. Las aletas pectorales, grandes y en forma de abanico, tienen 12 radios blandos con puntas libres y las aletas pélvicas, que las preceden, tienen 2-3 radios que sirven de soporte al animal cuando descansa quieto en el fondo del océano. La línea lateral es reducida y discontinua.
El cuerpo no está muy pigmentado, pero sobre el fondo leonado grisáceo se pueden ver 5-6 bandas verticales anchas y oscuras.
Etología-Biología Reproductiva

Los huevos a menudo se ponen dentro de cáscaras vacías o esqueletos dérmicos de erizo, y el macho los vigila ferozmente hasta que los huevos eclosionan © Frédéric André
Blennius ocellaris es una especie predominantemente nocturna que se alimenta de pequeños invertebrados bentónicos, principalmente gusanos y crustáceos, pero también pequeños peces y restos orgánicos.
La madurez sexual se alcanza alrededor de los 10 cm de tamaño y en el Mediterráneo la reproducción comienza entre febrero y abril y continúa hasta septiembre, mientras que en aguas más frías, a lo largo de las costas británicas hay un retraso de un mes.
Los huevos se ponen principalmente y se pegan con una almohadilla adhesiva dentro de cuerpos huecos, como cáscaras vacías o esqueletos dérmicos de erizos, y el macho hace guardia, enfrentándose valientemente a los depredadores de huevos. Tanto es así que si un buceador agarra la estructura que protege el nido, el pez no se desprende del soporte e incluso se deja arrastrar fuera del agua antes que abandonar los huevos.

Las larvas planctónicas crecen en aguas costeras. Aquí hay un juvenil. Los cirros sobre los ojos son cortos, pero ya se aprecia el ocelo característico de la aleta dorsal © Frédéric André
Las larvas son planctónicas y normalmente crecen en aguas costeras poco profundas.
La resiliencia es mediocre, con un tiempo mínimo para duplicar la población de 1,4 a 4,4 años, y la vulnerabilidad a la pesca, muy baja, alcanza sólo 10 en una escala de 100. De hecho, es un pez que sólo por accidente acaba en las redes de arrastre.
A veces termina en pequeños platos fritos debido a su carne blanca, que no es muy valiosa pero es relativamente compacta, y es prácticamente el único blenio presente en los mercados locales.
Sin embargo, las poblaciones son estables y Blennius ocellaris ha sido catalogado como “LC Least Concern”, es decir como “Preocupación Menor”, en la Lista Roja de especies en peligro de extinción desde 2007.
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