Phalaenopsis: la orquídea fácil, que crece bien en casa

La orquídea con alas. Orquídeas fáciles de cultivar también en casa. Las novedades de un hibridador en la Costa Azul.

 

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Texto © Giuseppe Mazza

 

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Traducción en español de Viviana Spedaletti

 

Es una creencia difundida que las orquídeas son plantas de elite para quienes sin problemas económicos puede permitirse un invernadero y un jardinero.

Y en efecto es así. Golpes de frío, aire seco a causa de los radiadores, demasiado sol o poca luz y estas frágiles criaturas de los trópicos, lejanas de su selva no viven mucho largo, y es necesario por lo tanto resignarse a las flores cortadas de los negocios, brillantes y preciosas como joyas para las grandes ocasiones.

Sin embargo también entre este «bellas imposibles» existen especies fáciles y poco caras como las Phalaenopsis, cultivables, con un mínimo de atención, también entre las paredes domésticas.

De casa sobre los árboles del extremo Oriente, desde la India hasta Indonesia, Filipinas, Nueva Guinea y Australia septentrional, tienen corolas planas, parecidas a coloridas mariposas con las alas abiertas, listas para alzar el vuelo desde el tallo.

Pocas hojas carnosas en forma de lengua, dispuestas sobre dos filas alrededor de un tallo corto; anchas raíces aéreas desbordantes que a menudo envuelven los lados de la maceta; e inflorescencias llamativas, hasta con 20 botones, natas para durar 2-3 meses y hasta 6 en la perfumada variedad Fragrance.

Las plantas jóvenes, apenas compradas, generalmente dan una al año, generalmente entre mediados de enero y abril, pero puesto que los viveristas, con varias técnicas, adelantan o retardan la floración apostando al período navideño o el día de la madre, en práctica se pueden encontrar macetas en flor desde mediados de octubre a junio.

Luego cuando la planta es adulta, produce también 3-4 tallos al año, y bien conservada siempre está más o menos en floración.

Si no están del todo secas, no conviene cortar las ramas sin flores: a veces reparten desde la punta, y a menudo, cortándolos a la altura de la tercera flor de la base, se forman dos nuevos pimpollos.

De las formas botánicas, en los últimos 100 años, famosos hibridadores como el francés Vacherot, han logrado un gran número de variedades rústicas de estilo insólito.

El blanco puro, el amarillo, el anaranjado, el rojo, pero sobre todo una serie de combinaciones bicolores, para no hablar de las venas, de los trazos o de los dibujos más fantasiosos formados por millares de pequeñas manchas. Sabios cruces y tiempos muy largos, si se piensa que desde el momento de la fecundación hasta la primera flor generalmente pasan más de 3 años.

Y si se da con un «campeón», hace falta aislarle los «ojos», las microscópicas gemas de las ramas o el fuste, y transformarlas en centenares de plantitas con las modernas técnicas de reproducción en vitro. De otro modo los hijos conseguidos por semilla pueden ser bastante diferentes de los padres. Más o menos parecidos, pero «a sorpresa», y por lo tanto generalmente menos caros que las formas perfectamente iguales a los prototipos, conseguidas por vía vegetativa.

CULTIVO

Las Phalaenopsis están entre las pocas plantas capaces de florecer en casa por años y años. Basta con encontrarle el sitio apto y seguirlas con un mínimo de pasión.

LUZ

Necesitan muchísimo de ella, pero nada de sol directo, salvo algún fugaz rayo al alba o al ocaso. Lo ideal es un porche o la parte en sombra de las ventanas, que no deben estar en todo caso más lejanas que un metro y medio, porque las Phalaenopsis necesitan una luz de10.000-25.000 lux (el lux es la unidad de medida de la luz) según la edad y la fase del crecimiento.

A los aficionados los americanos, aconsejan pragmáticamente la misma luminosidad requerida por las bien conocidas Violetas africanas (Saintpaulia ionantha).

También el estado de las hojas y las flores da preciosas sugerencias al respecto: cuando las primeras enrojecen o aparecen unas quemaduras, quiere decir que la luz es demasiado intensa; y si las corolas son feas y escasas, significa que la luz es insuficiente.

SUSTRATO

Son epífitas, es decir plantas que crecen como el muérdago sobre el tronco o sobre las ramas de los árboles. Se hospedan por lo tanto generalmente en una mezcla de cortezas de pino, turba gruesa y fragmentos de fibra de osmunda; pero algunos sugieren otros sustratos como la «lana de roca.»

TEMPERATURA ES HUMEDAD

No surgen generalmente grandes problemas: por la noche la temperatura ideal debería ser de 18-20 °C y de día oscilar entre los 25 y los 28 °C; valores que generalmente se alcanzan al aire libre en verano. Más crítico es el período invernal, puesto que los radiadores secan el aire y las Phalaenopsis necesitan al menos el 60% de humedad relativa.

¿Cómo hacer? Simple. Basta con crear alrededor de la planta un microclima húmedo apoyando las macetitas en platillos bastante altos o copitas con un extenso lado plano para colgar del muro, con granulado poliestireno o grava. Se les agregará de vez en cuando un poco de agua, prestando atención que el fondo de las macetas y las raíces no alcancen el líquido, que tiene que estar al menos un par de centímetros más abajo.

RIEGOS

Generalmente las macetas de 10-12 cm se mojan 1-2 veces a la semana, según la temperatura del aire, mientras aquellas más grandes cada 7-10 días.

Es mejor no rociar las hojas, o en todo caso hacerlo por la mañana, de modo que tengan todo el tiempo para secarse.

El ideal es un agua algo calcárea y ligeramente ácida, parecida a la pluvial, que corre sobre el tronco de los árboles en naturaleza; pero está bien también la del grifo, si se elimina el cloro dejándola descansar por al menos 24 horas en una botella.

Cuando las Phalaenopsis son mojadas demasiado o demasiado poco, los síntomas son los mismos: hojas amarillas y blandas.

FERTILIZANTES

El ideal es un abono líquido a baja dosificación cada 15 días. Se moja bien primero la cáscara, para que el producto no escape, y luego se aplica, en la dilución de medio gramo por litro, un fertilizante del tipo 24/12/12, es decir compuesto de 24 partes de nitrógeno, 12 de ácido fosfórico y 12 de potasio. La firma Vacherot vende uno bien equilibrado, 12/6/6 con agregados de oligoelementos; pero al límite va bien también un «fertilizante» común para plantas verdes, rico en nitrógeno.

Las bacterias que viven sobre la corteza, consumen efectivamente muchísimo de él, y es necesario por lo tanto preverle un «suplemento» para la planta. Si se usan en cambio sustratos diferentes como la turba o la lana de roca, basta un normal producto del tipo 15/15/15.

TRASPLANTE

Aunque las Phalaenopsis son vendidas en pequeños contenedores, de 10-12 cm, sujetas a cáscaras de pino y a mechones de turba, es necesario resistir a la tentación de trasplantarlas.

El sustrato debe en efecto secarse casi completamente entre un riego y el otro, y un poco de sequía es preferible a las podredumbres causadas por los estancamientos de agua en las grandes macetas. Generalmente se transplantan cada dos años, en primavera, en contenedores ligeramente más grandes, hasta un máximo de 20 cm para las plantas que superan los diez años.

Aumentando el diámetro, es necesario en todo caso usar cáscaras más grandes para una mejor circulación de aire. Es ésta la ocasión para remover todas las raíces negras con partes moribundas o resecas, y luego, por alguna semana, es mejor exponer bien las macetas a una luz tenue.

Los tutores que sostienen los tallos, en cambio, se pueden sacar enseguida. Sólo sirven para el cultivo industrial en invernadero y el transporte, puesto que las ramas entrelazadas o colgantes serían de obstáculo.

MULTIPLICACIÓN

A veces es simple. Sobre una rama o sobre los lados de las viejas plantas puede nacer un «keiki», palabra que en hawaiano significa «niño», y es suficiente entonces retirarlo con sus raíces delicadamente.

Excepcionalmente se puede proceder también a la «decapitación» de las viejas plantas.

Cuando un ejemplar de 6-7 años ha crecido mucho en altura, aconsejan en efecto cortar a la mitad el fuste y colocar en maceta como de costumbre la cabeza con al menos 4 hojas y alguna raíz.

La nueva planta deberá ser tenida en luz tenue, mientras de la vieja base también podrán brotar 3-4 nuevas ramas floríferas.

Por los apasionados la firma Vacherot vende, a casi 100.000 liras, todo lo necesario por la reproducción in vitro: contenedores y geles nutritivos con las instrucciones necesarias.

Las semillas de las orquídeas son en efecto pequeñísimas, sin contenidos alimentarios y necesitarían para crecer de un microscópico hongo simbionte. En cultivo, se usa por lo tanto como «biberón», en lugar de la tierra, una sustancia nutritiva especial.

Os podréis divertir en crear nuevos híbridos, transportando con un mondadientes las masas polínicas de la planta elegida como padre, sobre el estigma de la planta madre. Después de casi un mes se formará un tipo de «judía» que contiene las semillas, que se abre al madurar, generalmente 8 meses más tarde.

Las plantitas tendrán que vivir por 8-10 meses en botella, con dos trasplantes para ralear y seleccionar los mejores ejemplares. Luego finalmente las plantitas de 2-5 cm con raíces, se plantarán como de costumbre, para estar en flor después de casi un año y medio.

Si se quieren rápidamente unos ejemplares idénticos a los padres, no queda sino la vía vegetativa: el cultivo por meristemos. Los profesionales retiran los «ojos», sobre las ramas y los cultivan bajo vidrio en un gel especial; para los aficionados es más simple hacer unos “mini esquejes”. Basta con retirar fragmentos de 2-3 cm de rama con un “ojo” y ponerlos en botella en el mismo gel que las semillas.

ENFERMEDADES

Las Phalaenopsis generalmente son plantas robustas y si son atacadas por afidios y cochinillas soportan los usuales insecticidas. Más graves son las infecciones bactéricas y fúngicas que vienen cuando hay una mala aireación, la temperatura es demasiado baja y el agua estanca sobre las hojas y sobre las flores.

 

GARDENIA  – 1995

 

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