Aetobatus ocellatus

Familia : Aetobatidae

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Texto © Giuseppe Mazza

 


Traducción en español de Carlos Jiménez

 

La raya moteada o águila marina leopardo (Aetobatus ocellatus) suele nadar en grupos grandes, incluso en largas distancias, cerca de la superficie del mar.

La raya moteada o águila marina leopardo (Aetobatus ocellatus) suele nadar en grupos grandes, incluso en largas distancias, cerca de la superficie del mar © David Rolla

Aetobatus ocellatus (Kuhl, 1823), conocida como raya moteada o águila marina leopardo, pertenece a la clase Chondrichthyes, la de los peces cartilaginosos y sin huesos, que comprende rayas, tiburones, quimeras y formas similares.

Forma parte de los Myliobatiformes, peces sin aleta anal, de cuerpo muy deprimido con ojos en el dorso, aberturas branquiales en el vientre y mandíbulas mayormente salientes.

Para el género, que cuenta sólo con 5 especies, se ha creado una pequeña familia para todas ellas, denominada Aetobatidae.

El vientre de Aetobatus ocellatus es blanco, mientras que la espalda es de color gris verdoso oscuro con manchas y raras manchas oculares blancas. Está presente en el Indo-Pacífico tropical, a diferencia de Aetobatus narinari, una especie similar con la que a veces se confunde, pero que tiene una estructura diferente del gen NADH2, y nada sólo en el Atlántico.

El vientre blanco, mientras que la espalda es de color gris verdoso oscuro con manchas y raras manchas oculares blancas. Está presente en el Indo-Pacífico tropical, a diferencia de Aetobatus narinari, una especie similar con la que a veces se confunde, pero que tiene una estructura diferente del gen NADH2, y nada sólo en el Atlántico © David Rolla

Aetobatus proviene del griego antiguo latinizado “ἀετός” (aetos) = águila y βάτης (bâtis) =caminante, por su majestuoso nado y la velocidad que le permiten las grandes aletas pectorales.

El término genérico ocellatus nos recuerda, en latín, las innumerables manchas y anillos blancos que destacan sobre el fondo oscuro de la elegante librea de camuflaje: numerosos ojos pequeños para ocultar al pez sobre el fondo marino, en marcado contraste con el lado ventral blanco que, visto desde abajo, desaparece a su vez en el brillante resplandor del mar.

El hocico de Aetobatus ocellatus, que a primera vista es puntiagudo, tiene forma de pico de pato y encima de los ojos se puede ver una enorme fosa nasal.

El hocico, que a primera vista es puntiagudo, tiene forma de pico de pato y encima de los ojos se puede ver una enorme fosa nasal © Michael Eisenbart

Zogeografía

Aetobatus ocellatus ocupa una distribución muy amplia en el Indo-Pacífico tropical. Lo encontramos desde el Mar Rojo y el Golfo Pérsico a lo largo de toda la costa oriental africana hasta Sudáfrica.

A título indicativo, después de Madagascar y las islas adyacentes de Mayotte, Comoras, Reunión y Mauricio, está presente en Seychelles, Maldivas, Sri Lanka, India, Myanmar, Tailandia, Malasia, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Australia y Nueva Caledonia, lo que marca el límite oriental de la especie. Hacia el norte está presente en aguas de Filipinas, Vietnam, Taiwán, Hong Kong, China y el sur de Japón.

De hasta 3 m de ancho, Aetobatus ocellatus puede alcanzar 8 m de longitud, cola incluida, si ésta no se ha roto accidentalmente, como suele ocurrir. El peso máximo ronda los 200 kg.

De hasta 3 m de ancho, puede alcanzar 8 m de longitud, cola incluida, si ésta no se ha roto accidentalmente, como suele ocurrir. El peso máximo ronda los 200 kg © Michael Eisenbart

Hacia el este, después de Micronesia, colonizó las Islas Marshall, Fiji, Tonga, Samoa, Hawaii, Tahití y la Polinesia Francesa hasta la Isla de Pascua.

Ecología-Hábitat

Aunque vive mayoritariamente a 20-25 m, es un pez bentopelágico que también se puede encontrar en la orilla del mar o a 100 m de profundidad en diversos ambientes, incluidas las aguas salobres de las desembocaduras. Le encantan los fondos arenosos y las praderas sumergidas, pero no desdeña las formaciones madrepóricas, que a menudo memoriza hasta el punto de volver a encontrarlas incluso después de largos viajes.

Aunque vive mayoritariamente entre 20 y 25 m, es un pez bentopelágico que también se puede encontrar en la orilla del mar, como en esta foto, o a 100 m de profundidad.

Aunque vive mayoritariamente entre 20 y 25 m, es un pez bentopelágico que también se puede encontrar en la orilla del mar, como en esta foto, o a 100 m de profundidad © Jon Kevin Okagawa

Morfofisiología

De aspecto romboidal, puede alcanzar los 3 m de ancho y 8 m de largo incluyendo la cola, si ésta, que es más del doble del cuerpo, no se ha roto accidentalmente, como suele ocurrir. El peso máximo alcanzado ronda los 200 kg.

El dorso, de color gris verdoso oscuro con manchas y raros ocelos blancos, es muy similar al de Aetobatus narinari, con el que alguna vez se ha confundido, pero este último tiene un color de fondo más claro, una estructura diferente del gen NADH2 y se encuentra sólo en el Atlántico.

Aetobatus ocellatus se alimenta de animales bentónicos que encuentra ayudado por órganos sensoriales especiales, arando el lecho marino fangoso con un hocico plano.

Aetobatus ocellatus se alimenta de animales bentónicos que encuentra ayudado por órganos sensoriales especiales, arando el lecho marino fangoso con un hocico plano © Brian Cole

El hocico, que de perfil parece puntiagudo, en realidad es plano, con pico de pato, con una sola hilera de dientes por mandíbula, colocados entrelazados en el inferior para aplastar mejor las conchas y caparazones. Junto a los ojos se pueden ver dos grandes fosas nasales y, en la base de sus enormes aletas, 5 llamativas hendiduras branquiales a cada lado.

Como todos los Myliobatiformes, no tiene aleta anal, pero también le falta la aleta caudal, y las aletas pélvicas, de tamaño modesto, son redondeadas. La cola, similar a un látigo largo, tiene una pequeña aleta dorsal en la base con 2-6 espinas venenosas relativamente largas, que también son peligrosas para los humanos.

Aetobatus ocellatus se alimenta de moluscos, crustáceos, anélidos, erizos y peces. La pequeña aleta dorsal tiene entre 2 y 6 espinas venenosas, que también son peligrosas para los humanos.

Se alimenta de moluscos, crustáceos, anélidos, erizos y peces. La pequeña aleta dorsal tiene entre 2 y 6 espinas venenosas, que también son peligrosas para los humanos © Paul Asman y Jill Lenoble

Con los amplios movimientos de sus pectorales es un pez capaz de cruzar océanos sin esfuerzo y puede chapotear fuera del agua para deshacerse de parásitos o escapar de depredadores.

Etología-Biología Reproductiva

Aetobatus ocellatus se alimenta de animales bentónicos, que encuentra ayudado por determinados órganos de los sentidos, y para encontrar el alimento a menudo excava el lecho marino fangoso con su hocico plano, levantando mucho polvo. Pulpos, ostras, almejas, gasterópodos, cangrejos ermitaños, cangrejos, langostas y otros crustáceos son la base de su dieta, sin olvidar los erizos de mar, algunos pequeños gusanos y peces como los salmonetes que, como él, buscan alimento en el fondo.

Aquí arranca de nuevo, todavía sucio de arena. Es capaz de memorizar formaciones madrepóricas y encontrarlas incluso después de largos viajes.

Aquí arranca de nuevo, todavía sucio de arena. Es capaz de memorizar formaciones madrepóricas y encontrarlas incluso después de largos viajes © Barry Fackler

Los machos alcanzan la madurez sexual alrededor de los 4-6 años de edad, cuando miden aproximadamente 1 m de ancho, y las hembras un poco más tarde, alrededor de 1,3-1,5 m. La fertilización, que dura aproximadamente un minuto y medio, es interna. El macho inmoviliza a la hembra sujetándola con los dientes e introduce los gametos gracias a dos órganos copuladores particulares, llamados pterigopodos, que nacen de la extensión cilíndrica del colgajo posterior de las aletas pélvicas.

Las hembras, ovovivíparas, tienen una gestación larga de 2-3 años y pueden parir hasta 10 crías, aunque generalmente 4 y en ocasiones solo una. Éstas inicialmente se alimentan de la yema y luego crecen absorbiendo grasas y proteínas del líquido uterino. El tamaño al nacer es evidentemente muy variable y varía entre 18 cm y 50 cm.

Los machos de Aetobatus ocellatus alcanzan la madurez sexual alrededor de los 4-6 años cuando miden aproximadamente 1 m de ancho, y las hembras un poco más tarde, alrededor de 1,3-1,5 m.

Los machos alcanzan la madurez sexual alrededor de los 4-6 años cuando miden aproximadamente 1 m de ancho, y las hembras un poco más tarde, alrededor de 1,3-1,5 m © Mark Rosenstein

Una hembra puede aparearse sin escrúpulos con varios machos, a veces incluso cuatro en una hora, durante las reuniones festivas que suelen tener lugar en los fondos arenosos durante la época reproductiva, y cuando los machos escasean también se dan raros casos de partenogénesis: es decir, de crías que nacen de óvulos no fertilizados.

Aetobatus ocellatus es presa principalmente del tiburón martillo (Sphyrna mokarran) y del tiburón punta plateada (Carcharhinus albimarginatus), además del hombre con redes de arrastre, lo que a menudo no dejan tiempo a las hembras para crecer y reproducirse.

La fertilización de Aetobatus ocellatus es interna. Las hembras, ovovivíparas, también se aparean con múltiples machos y existen raros casos de partenogénesis.

La fertilización es interna. Las hembras, ovovivíparas, también se aparean con múltiples machos y existen raros casos de partenogénesis © Karen Honeycutt

La carne de Aetobatus ocellatus es comestible, la cola seca se vende como recuerdo para los turistas. Las crías acaban en ocasiones en grandes acuarios públicos, porque se trata de una especie fácil de alimentar y que se adapta bien a los tanques oceánicos, donde nada sin parar, sorprendiendo al público, en elegantes formaciones.

La resiliencia de la raya moteada es muy baja, dado que se necesitan entre 4,5 y 14 años para duplicar el número diezmado por los acontecimientos, y el altísimo índice de vulnerabilidad a la pesca ya alcanza 86 en una escala de 100. De ello se deduce que, lamentablemente, Aetobatus ocellatus aparece hoy como ”VU Vulnerabile” en la Lista Roja de especies en peligro de extinción.

Un subadulto en busca de comida. Lamentablemente, la raya moteada figura hoy como "vulnerable" en la Lista Roja de especies en peligro de extinción.

Un subadulto en busca de comida. Lamentablemente, la raya moteada figura hoy como «vulnerable» en la Lista Roja de especies en peligro de extinción © François Libert

Sinónimos

Myliobatus ocellatus Kuhl, 1823; Aetomylaeus ocellatus (Kuhl, 1823); Myliobatis ocellatus Kuhl, 1823; Raja tajara Forsskål, 1775; Raja tajara hörraeka Forsskål, 1775; Raja mula Forsskål, 1775; Raja guttata Shaw, 1804; Aetobatus guttatus (Shaw, 1804); Raja quinqueaculeata Quoy & Gaimard, 1824; Myliobatis eeltenkee Rüppell, 1837; Myliobatis macroptera McClelland, 1841; Raja edentula Forster, 1844; Goniobatis meleagris Agassiz, 1858; Myliobatis punctatus Miklukho-Maclay & Macleay, 1886; Aetobatus punctatus (Miklukho-Maclay & Macleay, 1886); Pteromylaeus punctatus (Miklukho-Maclay & Macleay, 1886).

 

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