Familia : Trichiaceae
Texto © Ignacio Barrionuevo
La Trichia decipiens (Pers.) T. Macbr. es un insólito moho mucilaginoso perteneciente al filo Mycetozoa, a la clase de los mixomicetos (Myxomycetes), orden Trichiales y familia Trichiaceae.
El controvertido grupo de los Mycetozoa, conocidos vulgarmente como mohos mucilaginosos, fue en otro tiempo asignado al reino Fungi a causa de los cuerpos fructíferos que forman, análogos a las setas que recogemos en los bosques, y su reproducción a través de esporas, que incluso tienen una pared celular rígida.
Sin embargo, actualmente, dadas las claras diferencias con los hongos verdaderos – entre las que podemos citar el tipo de nutrición (fagocitan organismos microscópicos en vez de absorber nutrientes del entorno) o la composición de la pared celular, nunca de quitina, por demás tan solo presente en las esporas – están clasificados en el reino Protozoa, en el filo Amoebozoa (que pertenece la famosa ameba, Amoeba proteus) según algunos autores, mientras que según otros forman un filo por sí solos.
El nombre del género Trichia deriva del sustantivo griego «θρίξ, τριχός» (thrix, trichós) = cabello, pelo, queta, en referencia al capilicio que rellena y destapa las estructuras reproductivas piriformes; mientras que el epíteto específico, decipiens, lo hace del verbo latino «decipere» = engañar, que trae a engaño.
La Trichia decipiens, a veces llamada vulgarmente Huevas de salmón por el parecido que sus cuerpos fructíferos pardo anaranjados tienen con los huevos de este pez, es una especie cosmopolita que habita sobre troncos de árboles en descomposición, tanto de coníferas como caducifolias, húmedos, donde encuentra su alimento: bacterias, levaduras y partículas orgánicas.
Como todos los mixomicetos, la Trichia decipiens presenta un ciclo vital y reproductivo bastante complejo, en el que aparecen tanto fases uninucleadas (esporas y diversas células móviles) como plurinucleadas (plasmodio).
Durante las estaciones más benignas del año, la Trichia decipiens vive en forma de células con un solo núcleo, alimentándose sobre todo de bacterias, levaduras y esporas de hongos que ingiere por fagocitosis, esto es, englobándolas con extensiones de la membrana celular. Estas células, siempre móviles, pueden tener dos formas dependiendo de las condiciones ambientales: si la humedad es alta y pueden nadar toman una forma flagelada (llamada mixoflagelada o célula en enjambre), mientras que si la humedad es más baja toman una forma ameboide reptante (mixameba). Si la humedad cambia, ambas formas son interconvertibles, pero no pueden sobrevivir largo tiempo en condiciones de gran sequedad. En este caso reducen su actividad y hacen más rígida e impermeable su superficie, esto es, se enquistan (es por eso que en este estadio se llaman microcistes), hasta que las condiciones ambientales no vuelvan a niveles aceptables, ¡pudiendo permanecer en este estado incluso un año!
Tanto las mixamebas como las mixoflageladas pueden reproducirse asexualmente mediante división celular pero, aunque en este modo pueden solo clonarse, sin las ventajas de una variabilidad genética, lo hacen preferentemente, para reproducirse más rápido, cuando las condiciones ambientales son favorables y constantes.
Cuando el entorno, por lo general en otoño, comienza a ser más adverso, con temperaturas y humedad más bajas y, por tanto, menor alimento disponible, las mixamebas segregan señales químicas de agregación que atraen a individuos de la misma especie, de forma que puedan encontrar un individuo de distinto tipo, con patrimonio genético diferente, y así, actuando a modo de gametos, fecundarse para formar un amebozigoto.
El amebozigoto comienza a dividir continuamente su núcleo celular pero, al contrario de lo que ocurría en la fase anterior, en vez de dividir el cuerpo celular, aumenta su tamaño. Nace así la segunda fase del ciclo, plurinucleada, llamada plasmodio. Al plasmodio pueden fusionarse otros amebozigotos u otros plasmodios y, al final, mediante estas adiciones y la división de los núcleos, cada plasmodio puede llegar a contener centenares de núcleos. A diferencia de lo que ocurre en los animales o las plantas, la célula fecundada no crece creando nuevas células, sino que se infla aumentando solamente el número de núcleos celulares.
El plasmodio de la Trichia decipiens, de un color variable que puede ir del blanco al rosa o al anaranjado, tiene una consistencia gelatinosa y avanza, con un movimiento ameboide, sobre la madera en putrefacción a la caza no solo de las consabidas bacterias y levaduras sino también, dado su mayor tamaño, de mohos y otros hongos. Si pasa por un periodo de sequía el plasmodio puede también enquistarse desecándose y endureciéndose para formar un esclerocio, forma en la que puede permanecer hasta que vuelvan a darse condiciones ambientales propicias. En cualquier caso, para evitar al máximo la deshidratación, el plasmodio trata de permanecer a la sombra o en oscuridad, donde la humedad es más alta.
En el momento en el que ha madurado por completo y se acercan cada vez más las heladas, el plasmodio se para y se transforma de manera sorprendente. De la masa gelatinosa e informe de la Trichia decipiens comienzan a brotar, en grupos a veces numerosísimos, protuberancias verrugosas, inicialmente del mismo color que el plasmodio, que se convertirán en los cuerpos fructíferos (llamados esporocarpos o esporóforos, es decir, las estructuras en las que se desarrollarán y serán almacenadas las esporas). A medida que los esporocarpos crecen toman una forma definida piriforme ya que presentan una estructura globosa o casi (esporangio o esporociste) en el ápice, de entre 1 y 1,5 mm de diámetro, y, por lo general, una especie de tallo (pedicelo o estípite) de hasta 1,5 mm de largo que lo une a lo que queda del plasmodio adherido al sustrato (hipotalo).
Al principio el estípite es blanco translúcido, con estructuras granulosas bien visibles en su interior, mientras que el esporangio es de un color variable que va del pardo al naranja brillante. El esporangio tiene una capa externa membranosa, el peridio, de color inicialmente amarillento translúcido que torna a pardo amarillento al envejecer, y en su interior hay una gran cantidad de núcleos.
De estos algunos se rodearán primero de una membrana y después de una pared celular con una superficie ligeramente reticulada, convirtiéndose así en esporas; mientras que otros formarán un entramado de fibras tubulares no ramificadas (capilicio), de entre 4,5 y 5,5 µm de diámetro en la parte media, puntiagudas en los extremos, y de hasta 150 µm de longitud. Los núcleos que han formado el capilicio mueren y el interior de las fibras se deseca, tomando un color amarillento oliváceo.
En la madurez, el hipotalo, ya seco, es de color marrón oscuro, como la base del estípite, mientras que la unión de este último con el esporangio, plisada, es de color pardo amarillenta. La masa esporal, junto con el capilicio y el peridio ya desecados, da al esporangio un color que puede ir del amarillo oliváceo al pardo ocráceo.
La Trichia decipiens permanece así, en suspenso, durante el invierno y, cuando las condiciones ambientales vuelven a ser favorables, la humedad dada por las lluvias primaverales hace que el capilicio, hasta entonces seco, aumente de tamaño, punzando el peridio, en cuyo ápice se abre un poro redondeado a través del que salen las esporas y, como una peluca, el capilicio. Queda, por tanto, una estructura en forma de copa constituida por el estípite y el peridio abierto.
Las esporas son transportadas por el viento o por pequeños animales, por lo general invertebrados, y donde caigan, cuando las condiciones sean favorables, germinarán como mixamebas o mixoflageladas, en función de la humedad, cerrando así el ciclo.
Sinónimos
Arcyria decipiens Pers. (1795); Trichia fallax Pers. (1796); Trichia fallax var. dilutior Alb. & Schwein. (1805); Trichia fallax f. cerina (Ditmar) Rostaf. (1875); Trichia fallax var. cerina (Ditmar) Berl. (1888); Trichia fallax f. minor Rostaf. (1875); Trichia fallax var. minor (Rostaf.) Berl. (1888); Trichia fallax var. gracilis Meyl. (1910); Trichia decipiens var. gracilis (Meyl.) Meyl. (1933); Trichia decipiens f. rubiformis Meyl. (1913); Trichia decipiens var. hemitrichoides Brândza (1914); Lycoperdon pusillum Hedw. (1780); Trichia pusilla (Hedw.) G.W. Martin (1949); Trichia virescens Schumach. (1803); Trichia cerina Ditmar (1814); Trichia fulva Purton (1821); Trichia furcata Wigand (1863); Trichia nana Zukal (1886); Trichia stuhlmannii Eichelb. (1907); Trichia fernbankensis Frederick, R. Simons & I.L. Roth (1984).